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Bon Iver vuelve renovado con ‘SABLE, fABLE’: un viaje hacia la esperanza y la aceptación

In Cultura
abril 11, 2025
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La música de Bon Iver evoca una búsqueda constante de un hogar emocional más que físico, un sentimiento que se refleja en la cita de la novela “Marlena” de Julie Buntin: “Quiero volver a casa, pero lo que quiero, lo que busco, no es un lugar. Es un sentimiento”. Esta esencia, de anhelar una comodidad intangible, ha sido un hilo conductor en la obra del grupo desde su álbum debut, ‘For Emma, Forever Ago’, grabado en una remota cabaña de Wisconsin.

Desde entonces, Bon Iver ha cultivado una identidad musical que fusiona lo folclórico con una atmósfera íntima, donde las emociones encuentran su espacio para fluir. Justin Vernon, el frontman de la banda, ha tratado de escapar de esta etiqueta a lo largo de casi dos décadas de carrera, explorando nuevas direcciones sonoras en cada nuevo álbum. La evolución de su música ha sido notable, desde las densas paisajes sonoros de ‘Bon Iver, Bon Iver’ (2011) hasta el pop abstracto de ‘22, A Million’ (2016), siempre llevando al oyente hacia nuevas experiencias, aunque los sentimientos subyacentes de anhelo y búsqueda de aceptación permanezcan constantes.

Seis años después de ‘i,i’ (2019), parece que Vernon ha encontrado finalmente el lugar que tanto anhelaba. ‘SABLE, fABLE’ es el título de su álbum más reciente y también el más optimista hasta la fecha, una celebración del cambio, la esperanza y la belleza que se encuentra en la efimeridad de la vida.

Compuesto en aislamiento durante la pandemia de COVID-19, los primeros tres temas del álbum, que fueron lanzados previamente como un EP, marcan el inicio de un arco emocional que comienza desde un estado de ansiedad. En ‘THINGS BEHIND THINGS BEHIND THINGS’, Vernon intenta deshacerse de ese sentimiento, utilizando su característico estilo repetitivo para transformar pensamientos en ruido y, eventualmente, en silencio: “Me gustaría que la sensación / Me gustaría que la sensación / Me gustaría que la sensación desapareciera”.

A medida que avanzamos hacia ‘SPEYSIDE’, la música se convierte en una contemplación tranquila de la contrición, abrazando la culpa mientras se desliza suavemente hacia la aceptación: “Ahora realmente sé qué me tenía atrapado”. Aunque la incomodidad persiste, la música se ralentiza y aprende a convivir con ella.

Las obras más memorables de Bon Iver han surgido de la tristeza y el desamor, como se puede escuchar en temas como ‘Skinny Love’ y ‘Wisconsin’. Sin embargo, en ‘SABLE, fABLE’ se percibe por primera vez un movimiento más allá de ese ciclo. La tristeza se entrelaza con la solidaridad dispersa en los acordes de piano y los lamentos de saxofón en ‘AWARDS SEASON’, donde las letras resplandecen con una nueva esperanza: “Puedo manejar / Mucho más de lo que puedo manejar”.

El resto del álbum rebosa de la dulzura de vivir el momento. ‘Everything Is Peaceful Love’ se siente como un rayo de sol cálido, y su melódico estribillo “Y maldita sea si no estoy subiendo a un árbol” nos recuerda que podemos elevarnos por encima de las ruinas de las experiencias dolorosas y encontrar la felicidad.

Aun cuando se enfrenta a las confusiones del deseo en canciones como ‘Walk Home’ y ‘If Only I Could Wait’ (una colaboración con Danielle Haim), hay una serenidad palpable en cada armonía y en las delicadas melodías de piano. Los elementos familiares como los paisajes sonoros glitch y el falsete siguen presentes, pero ya no están atrapados en la vorágine de la rumia.

Si la música de Bon Iver alguna vez se sintió como un intento de alcanzar un sentimiento, ‘SABLE, fABLE’ representa la liberación: un reconocimiento de que la verdadera comodidad proviene de la paz con el presente, sea cual sea el lugar en el que nos encontremos.

‘SABLE, fABLE’ de Bon Iver ya está disponible.

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Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.