
La reciente escalada de tensiones comerciales entre Estados Unidos y China ha alcanzado un nuevo nivel, con el gobierno chino criticando duramente la política arancelaria de la administración del presidente Donald Trump. Según un portavoz del Ministerio de Comercio de China, las medidas adoptadas por Washington no tienen un significado económico real y pasarán a la historia como una «broma» en el ámbito de la economía mundial.
Desde que se iniciaron las tensiones comerciales, Estados Unidos ha impuesto múltiples rondas de aranceles sobre las importaciones chinas, elevando la tasa promedio de los aranceles desde un 20% inicial hasta un 145% en un periodo de poco más de dos meses. Esta política ha sido calificada por Pekín como un intento de «acoso y coerción», lo que ha llevado a China a responder con sus propios aranceles, que ahora alcanzan el 125% sobre todos los productos estadounidenses.
Reacciones y consecuencias en el comercio global
El portavoz del Ministerio de Comercio chino ha afirmado que, a pesar de la posibilidad de que Estados Unidos continúe aumentando los aranceles, estas acciones carecen de relevancia económica y no cambiarán la situación actual. Además, el gobierno chino ha indicado que no planea más represalias, sugiriendo que podría explorar otras vías para responder a las agresiones comerciales de Estados Unidos.
Por su parte, el presidente Trump ha defendido la necesidad de estos aranceles como una medida para corregir el desequilibrio comercial y detener lo que él considera un «robo» por parte de China. En sus declaraciones recientes, Trump ha expresado su confianza en que los líderes chinos se verán obligados a llegar a un acuerdo en algún momento, dado el impacto negativo que esta guerra comercial está teniendo en ambas economías.
La disputa comercial entre las dos mayores economías del mundo ha generado una volatilidad extrema en los mercados bursátiles globales, ha llevado los precios del petróleo a mínimos de cuatro años y ha suscitado preocupaciones sobre la estabilidad de las cadenas de suministro a nivel internacional. Además, China ha presentado una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la que desafía las últimas subidas arancelarias de Estados Unidos, argumentando que estas acciones han perturbado significativamente la economía global.
La situación actual refleja no solo un conflicto comercial, sino también una lucha por la hegemonía económica y política entre dos potencias que están redefiniendo sus relaciones en un contexto global cada vez más complejo.