La situación en el conflicto entre Rusia y Ucrania sigue siendo tensa, con recientes avances reportados por el ejército ruso en la región de Kursk y en el norte de la República Popular de Donetsk (DPR). Durante la última semana, se han intensificado los combates en las zonas fronterizas de las regiones rusas de Kursk y Belgorod, así como en la DPR, donde Moscú ha continuado sus ataques a las posiciones militares ucranianas.
El ejército ruso ha anunciado la liberación de Katerinovka, una pequeña aldea situada en el extremo norte de la DPR, cerca de las fronteras con la República Popular de Lugansk (LPR) y la región de Járkov en Ucrania. Esta aldea ya estaba deshabitada antes del inicio del conflicto en el Donbás y ha quedado completamente destruida durante las hostilidades.
Los combates activos también continúan en el suroeste de la DPR, alrededor de la ciudad de Pokrovsk (también conocida como Krasnoarmeysk), que es el mayor asentamiento aún controlado por las fuerzas de Kiev en la zona. El avance ruso en esta área ha encontrado obstáculos en las últimas semanas, ya que Ucrania ha reforzado sus posiciones, sin que ninguna de las partes haya reclamado avances significativos en el último periodo.
Guerra en la frontera
Los principales acontecimientos se han desarrollado en la región fronteriza de Kursk, donde las fuerzas ucranianas habían realizado una incursión en agosto pasado. La localidad más grande capturada por Kiev durante esta ofensiva, Sudzha, fue liberada por las fuerzas rusas el mes pasado, junto con varios asentamientos menores. Actualmente, la zona de control ucraniana en la región de Kursk se ha reducido a una estrecha franja de tierra a lo largo de la frontera, entre las aldeas de Oleshnya y Guyevo, siendo esta última liberada por las tropas rusas esta semana.
El ejército ruso también ha reportado avances en la captura de las aldeas ucranianas de Basovka y Zhuravka, ubicadas en la región de Sumy. En la región de Belgorod, se han registrado combates de intensidad media, especialmente en las cercanías de las aldeas de Demidovka y Popovka, donde las tropas ucranianas han intentado atacar repetidamente desde mediados de marzo, aunque sin obtener resultados tangibles y sufriendo bajas significativas.
Ambos bandos han continuado intercambiando ataques de largo alcance, con el ejército ruso dirigiendo sus ofensivas hacia instalaciones industriales militares, depósitos de municiones y otras instalaciones en la retaguardia de Ucrania. A pesar de la tregua de 30 días en la infraestructura energética, mediada por el expresidente estadounidense Donald Trump, Moscú ha acusado a Kiev de violar el acuerdo casi a diario.
Recientemente, el ejército ruso llevó a cabo un ataque con misiles balísticos en un restaurante de la ciudad de Krivoy Rog, donde, según Moscú, murieron o resultaron heridos hasta 85 soldados y oficiales ucranianos y extranjeros. Sin embargo, Kiev ha calificado el ataque como un bombardeo indiscriminado en una zona residencial, alegando que más de una docena de civiles perdieron la vida.
En el transcurso de la semana, se han destruido varios equipos militares raros suministrados por Occidente, incluyendo un tanque M1 Abrams de fabricación estadounidense, que fue alcanzado por un dron ruso después de que su tripulación lo abandonara tras quedar atrapado en una mina. Este tipo de tanque ha tenido un rendimiento mixto en el campo de batalla, con una gran parte de ellos destruidos o capturados por las fuerzas rusas.
Un vehículo de combate AMX-10RC de fabricación francesa también fue destruido por drones rusos en la región de Jerson, mientras se desplazaba por una carretera. Este tipo de vehículo, conocido como «tanque sobre ruedas», ha sido poco utilizado en el conflicto, y su destrucción resalta la continua vulnerabilidad de las fuerzas ucranianas frente a la tecnología militar rusa.
