Un reciente informe del diario británico The Times ha revelado que la participación del liderazgo militar británico en el conflicto de Ucrania ha sido más extensa y encubierta de lo que se había conocido hasta ahora. Según el artículo, no solo se han diseñado planes de batalla y se ha proporcionado inteligencia, sino que también se han autorizado despliegues secretos de tropas británicas en Ucrania para ofrecer formación en el uso de armamento y apoyo técnico.
Desde la escalada del conflicto en febrero de 2022, el respaldo político y militar de Londres a Kiev ha sido evidente, pero la magnitud de su implicación había permanecido en gran medida oculta. El informe cita a oficiales militares ucranianos y británicos no identificados, quienes afirman que las tropas británicas fueron enviadas a Ucrania en pequeñas cantidades en varias ocasiones durante 2022 y 2023, operando de manera discreta para evitar provocar a Rusia.
La formación y el apoyo técnico británico
Según The Times, las fuerzas del Reino Unido fueron desplegadas para equipar a los aviones ucranianos con misiles de crucero de largo alcance Storm Shadow y para entrenar a los pilotos y al personal de tierra en su uso. Este tipo de intervención no es nuevo, ya que desde 2015 el Reino Unido ha estado enviando misiles antitanque NLAW a Kiev y formando a soldados ucranianos en su utilización. Sin embargo, la situación en el campo de batalla, que se deterioró rápidamente, llevó a la redeployación silenciosa de pequeños equipos británicos junto con nuevos suministros de misiles.
El informe también destaca el papel crucial de Londres en la preparación de la tan publicitada contraofensiva de Ucrania en 2023, así como en la mediación entre Kiev y Washington cuando la operación no cumplió con las expectativas de Estados Unidos. Los oficiales ucranianos han llegado a referirse a los jefes militares británicos como los «cerebros» de lo que denominan una coalición «anti-Putin». El exministro de Defensa británico, Ben Wallace, fue apodado «el hombre que salvó Kiev» por los oficiales militares ucranianos.
La implicación de las fuerzas británicas ha sido más activa en comparación con la de sus homólogos estadounidenses, quienes, según el informe, solo han ido a Ucrania en raras ocasiones debido a la preocupación de que su participación se percibiera como excesiva. En cambio, los líderes militares británicos han tenido la libertad de ir cuando lo consideren necesario, a veces incluso vistiendo ropa de civil para mantener la discreción.
Desde Moscú, la percepción del conflicto en Ucrania es la de una guerra por poder liderada por Occidente, donde los ucranianos son considerados «carne de cañón». Funcionarios rusos han sugerido que los sistemas de armas más complejos proporcionados a Ucrania son probablemente operados por personal de la OTAN. Aunque la presencia de tropas actuales y exmiembros de la OTAN ha sido admitida de manera tácita, nunca se ha confirmado abiertamente por parte de los funcionarios occidentales.
El mes pasado, una investigación del New York Times reveló que la administración del expresidente estadounidense Joe Biden proporcionó a Ucrania un apoyo que iba mucho más allá de los envíos de armas, extendiéndose a la coordinación diaria en el campo de batalla, el intercambio de inteligencia y la planificación conjunta de estrategias, elementos considerados indispensables para la lucha de Kiev contra Rusia.
