
Las relaciones diplomáticas entre Francia y Argelia han vuelto a tensarse tras la reciente decisión de Argelia de expulsar a 12 funcionarios de la embajada francesa en un plazo de 48 horas. El ministro de Asuntos Exteriores francés, Jean-Noël Barrot, ha condenado esta medida y ha instado a las autoridades argelinas a reconsiderar su decisión. Barrot advirtió que, de mantenerse la expulsión, Francia se verá obligada a responder de inmediato.
La decisión de Argelia se produce en un contexto de creciente fricción entre ambos países. El pasado sábado, el Ministerio de Relaciones Exteriores argelino convocó al embajador francés, Stéphane Romatet, para protestar por la detención de un funcionario consular argelino, quien fue arrestado sin previo aviso a través de los canales diplomáticos. Este incidente se enmarca en un caso más amplio, donde tres argelinos, incluido el mencionado funcionario, fueron acusados por la justicia francesa de estar involucrados en el secuestro de un opositor al gobierno argelino, Amir Boukhors, quien fue liberado al día siguiente.
Tensiones históricas y recientes diálogos
A pesar de los esfuerzos por mantener un diálogo constructivo, como la reciente conversación telefónica entre el presidente francés Emmanuel Macron y su homólogo argelino Abdelmadjid Tebboune, las relaciones siguen siendo frágiles. Durante esta llamada, ambos líderes acordaron reanudar la cooperación en materia de seguridad y fortalecer los lazos comerciales, en un «espíritu de amistad». Sin embargo, la realidad sobre el terreno sugiere que la desconfianza persiste.
Macron también aprovechó la ocasión para solicitar a Tebboune que muestre «misericordia y humanidad» hacia el escritor franco-argelino Boualem Sansal, condenado a cinco años de prisión por «atacar la integridad territorial». La respuesta de Argelia a esta solicitud puede ser un indicador de la disposición del país a mejorar sus relaciones con Francia.
La desconfianza entre ambos países se ha visto alimentada por incidentes recientes, como la negativa de entrada a Francia de la esposa del embajador argelino en Mali, que fue considerada por Argelia como una «provocación» por parte de París. Además, el apoyo de Francia a un plan de autonomía marroquí para el territorio disputado del Sáhara Occidental ha llevado a Argelia a retirar a su embajador de París en señal de protesta, lo que ha agravado aún más la situación.
En este contexto, la comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan las relaciones entre Francia y Argelia, dos países con un pasado colonial complicado y un futuro incierto en términos de cooperación y entendimiento mutuo.