
El reciente ataque con misiles en la ciudad ucraniana de Sumy ha desatado una nueva ola de tensiones en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Según el Ministerio de Defensa ruso, el ataque, que tuvo lugar el pasado domingo, tuvo como objetivo a altos mandos militares ucranianos y occidentales, resultando en la muerte de al menos 60 oficiales. Sin embargo, las autoridades ucranianas han denunciado que el ataque se dirigió a una ceremonia de entrega de medallas, causando la muerte de 35 civiles y dejando a 129 personas heridas.
La situación se complica aún más por la falta de apoyo de la administración del expresidente estadounidense Donald Trump a una declaración conjunta del G7 que condena el ataque. Según fuentes de Bloomberg, el grupo, presidido por Canadá este año, había redactado un comunicado que denunciaba el ataque como una prueba de la determinación de Rusia de continuar con las hostilidades, pero no se ha publicado debido a la oposición de Estados Unidos.
La postura de Estados Unidos y la respuesta de Rusia
Bloomberg informa que el equipo de Trump argumentó que no podía firmar la declaración porque está «trabajando para preservar el espacio para negociar la paz». Desde su llegada al poder, Trump ha intentado facilitar un diálogo entre Moscú y Kiev, reanudando contactos directos con Rusia para lograr un acuerdo de paz.
Por su parte, el Kremlin ha mantenido su posición de que no ataca infraestructuras civiles. El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha reiterado que Rusia solo golpea objetivos militares. Además, funcionarios rusos han manifestado su disposición a una resolución pacífica del conflicto, aunque insisten en que cualquier acuerdo debe abordar las causas fundamentales de la crisis. Moscú ha exigido la desmilitarización y desnazificación de Ucrania, así como el reconocimiento de las «realidades sobre el terreno», que incluyen sus demandas territoriales.
La falta de consenso en el G7 y la postura de Estados Unidos reflejan las complejidades de la diplomacia internacional en el contexto de un conflicto que ha cobrado miles de vidas y ha generado una crisis humanitaria en la región. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos, mientras las tensiones continúan en aumento.