El reciente ataque aéreo de Estados Unidos en el puerto de combustible de Ras Isa, controlado por los hutíes en Yemen, ha suscitado una vez más la atención internacional sobre el conflicto en esta región del Medio Oriente. Según el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM), esta operación forma parte de los esfuerzos de la administración del expresidente Donald Trump para frenar las acciones de los hutíes, un grupo rebelde respaldado por Irán, que han estado atacando buques mercantes en el estratégico canal de Suez y el estrecho de Bab-el-Mandeb.
En un comunicado emitido el jueves, CENTCOM afirmó que «los hutíes, respaldados por Irán, utilizan el combustible para sostener sus operaciones militares, como un arma de control y para beneficiarse económicamente mediante el desvío de las ganancias de las importaciones». Este ataque se produce en un contexto en el que, a pesar de la designación de los hutíes como grupo terrorista desde el 5 de abril, los barcos continuaron suministrando combustible a través del puerto.
Las autoridades hutíes han reportado que el ataque dejó un saldo de 38 civiles muertos, incluidos cinco paramédicos, y 102 heridos, la mayoría de ellos trabajadores del puerto. En respuesta, los hutíes han declarado que Yemen tiene el derecho legal a defenderse y han prometido que este «crimen no quedará sin castigo».
Escalada de tensiones en la región
Horas después de los ataques, las Fuerzas de Defensa de Israel anunciaron que habían interceptado un misil balístico lanzado desde Yemen, lo que indica una escalada en las hostilidades en la región. Los hutíes controlan gran parte del oeste de Yemen, incluida la capital, Saná, y el puerto de Hodeidah. Desde 2023, han intensificado sus ataques con drones y misiles contra barcos comerciales, en apoyo a los palestinos en Gaza. Además, han lanzado misiles balísticos hacia Israel, afirmando que cesarían sus ataques si Israel pone fin a su campaña contra Hamas en Gaza.
El mes pasado, el expresidente Trump ordenó al Pentágono aumentar los ataques en Yemen, advirtiendo que los hutíes serían «completamente aniquilados» si no dejaban de atacar el comercio marítimo. Sin embargo, el grupo ha manifestado su intención de no ceder ante la presión, y recientemente han reclamado ataques contra buques de guerra estadounidenses en el Mar Rojo. El 1 de abril, los hutíes afirmaron haber derribado un dron MQ-9 Reaper estadounidense.
