La iniciativa del presidente estadounidense, Donald Trump, conocida como ‘Golden Dome’, propone un sistema de defensa misilística que incluye satélites armados diseñados para neutralizar misiles entrantes. Esta propuesta ha cobrado relevancia en el contexto de las crecientes tensiones geopolíticas y la necesidad de proteger a Estados Unidos de amenazas externas.
Según fuentes cercanas al asunto, SpaceX, la empresa de Elon Musk, se ha posicionado como uno de los principales candidatos para desarrollar una parte significativa del escudo de defensa propuesto. En enero, Trump firmó una orden ejecutiva para el desarrollo de un sistema similar al ‘Iron Dome’ de Israel, citando un ataque con misiles como “la amenaza más catastrófica que enfrenta Estados Unidos”.
El sistema proyectado contempla el lanzamiento de entre 400 y más de 1,000 satélites de seguimiento, complementados por aproximadamente 200 satélites armados equipados para interceptar misiles entrantes. SpaceX se asociará con la empresa de software Palantir y el fabricante de drones Anduril para construir componentes clave del ‘Golden Dome’. Mientras que SpaceX se centrará en el componente de seguimiento, la parte de armamento podría involucrar a otros contratistas.
Modelo de suscripción y preocupaciones en el Pentágono
SpaceX ha introducido un modelo de suscripción poco convencional para su segmento del proyecto, donde el gobierno pagaría por el acceso en lugar de poseer la infraestructura de forma directa. Este enfoque ha suscitado preocupaciones dentro del Pentágono sobre los costos a largo plazo y el control sobre el sistema.
La doble función de Musk como contratista y asesor del presidente ha generado un escrutinio adicional por parte de miembros del Congreso, quienes han expresado su inquietud por posibles conflictos de interés. Recientemente, la senadora demócrata Jeanne Shaheen presentó un proyecto de ley que prohibiría la adjudicación de contratos gubernamentales a empresas propiedad de empleados gubernamentales especiales, como Musk.
La propuesta de Trump recuerda a la ‘Iniciativa de Defensa Estratégica’ del ex presidente Ronald Reagan, conocida como ‘Star Wars’, que nunca se concretó. Aunque el ‘Golden Dome’ parece más factible que la SDI, sus objetivos más ambiciosos, como la interceptación de misiles nucleares de otros continentes, se prevé que sean altamente costosos y tarden años en implementarse.
Desde Rusia, la iniciativa ha sido calificada como un paso desestabilizador hacia la militarización del espacio. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, declaró que “vemos esto como una confirmación del enfoque de Estados Unidos en convertir el espacio en un escenario de confrontación armada, guerra y despliegue de armas”.
El Pentágono se encuentra en las primeras etapas del proyecto, con capacidades iniciales anticipadas para 2026 y un despliegue completo proyectado solo después de 2030. Se estima que el costo total del ‘Golden Dome’ podría ascender a cientos de miles de millones de dólares.
