El conflicto entre Israel y la Franja de Gaza ha vuelto a recrudecerse en los últimos días, con más de 200 ataques aéreos israelíes que han dejado al menos ocho personas muertas y decenas de heridos, según informó la agencia de noticias palestina WAFA.
El ejército israelí ha justificado estos bombardeos como una respuesta a la actividad terrorista en la zona, apuntando a infraestructuras militantes, células terroristas y posiciones de lanzamiento de cohetes y francotiradores. En uno de los ataques, se identificó como objetivo a Ahmad Mansour, miembro del movimiento Yihad Islámica, quien habría participado en un ataque sorpresa liderado por Hamás en 2023.
Acusaciones de ejecuciones sumarias
Por otro lado, la Agencia de Defensa Civil de Gaza ha acusado al ejército israelí de llevar a cabo «ejecuciones sumarias» en la muerte de 15 trabajadores de rescate a finales de marzo. Estos trabajadores fueron asesinados mientras respondían a llamadas de emergencia en la ciudad de Rafah, lo que generó condena a nivel internacional y preocupación por posibles crímenes de guerra.
La versión de los hechos presentada por Israel señala que no hubo evidencia de ejecuciones sumarias, aunque admitió fallas operativas y destituyó a un comandante de campo. Además, se afirmó que seis de los fallecidos eran militantes, contradiciendo informaciones previas que indicaban que nueve de ellos lo eran.
Ante estas declaraciones, la Sociedad de la Media Luna Roja de Palestina ha rechazado el informe israelí tachándolo de «lleno de mentiras», y ha enfatizado que se trata de un intento de justificar los asesinatos y desviar la responsabilidad.
En resumen, la escalada de violencia en la región ha generado preocupación tanto a nivel local como internacional, con acusaciones mutuas entre las partes involucradas. La situación en Gaza sigue siendo volátil, con un alto número de víctimas civiles y un clima de tensión que amenaza con empeorar en los próximos días.
