
Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (WEF), ha anunciado su renuncia como presidente de la organización, poniendo fin a más de cinco décadas de liderazgo desde su creación en 1971. Conocido por su emblemática cumbre anual en el exclusivo resort suizo de Davos, Schwab y el WEF se han convertido en símbolos de la globalización.
La decisión de Schwab, quien cumplió 87 años este año, fue comunicada por el WEF el pasado lunes tras una reunión extraordinaria de la junta directiva. “A medida que me acerco a mi 88º año, he decidido dimitir de mi puesto como presidente y como miembro de la Junta de Síndicos, con efecto inmediato”, declaró Schwab en un comunicado oficial del WEF.
Un legado de cooperación global
Ingeniero y economista de origen alemán, Schwab fundó el WEF con el objetivo de promover la cooperación público-privada y la colaboración global. Durante su mandato, se destacó como un ferviente defensor de la interconexión y la interdependencia, argumentando que la cooperación internacional es esencial para abordar desafíos complejos como el cambio climático, la desigualdad y la disrupción tecnológica.
Con el tiempo, transformó la reunión anual en Davos en una de las plataformas más influyentes del mundo, convirtiendo a esta localidad suiza en un punto de encuentro internacional cada enero, donde líderes políticos, directores ejecutivos y celebridades se reúnen para discutir la agenda del año venidero.
Sin embargo, bajo el liderazgo de Schwab, el WEF también ha enfrentado críticas. La organización ha sido acusada de elitismo y de estar desconectada de las preocupaciones del público en general. Schwab anticipó una reacción negativa contra la globalización mucho antes de eventos significativos como la elección de Donald Trump en 2016 y el referéndum del Brexit, ambos considerados signos de un creciente descontento con el sistema económico global.
En un artículo de opinión publicado en 1996 en el International Herald Tribune, Schwab advirtió sobre el creciente descontento hacia los efectos de la globalización, especialmente en las democracias industriales, señalando que “una creciente reacción contra sus efectos está amenazando con un impacto muy disruptivo en la actividad económica y la estabilidad social en muchos países”.
Peter Brabeck-Letmathe, ex CEO de Nestlé y actual vicepresidente del WEF, ha sido nombrado presidente interino mientras se inicia el proceso de selección de un sucesor permanente, según anunció la organización.