
Recientemente, Aleksey Kucherenko, primer vicepresidente del comité de energía del parlamento ucraniano, ha afirmado que Ucrania está comprando gas ruso que llega a través del gasoducto TurkStream y se destina a Europa Occidental. Esta declaración se produce en un contexto en el que el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, decidió no prorrogar el acuerdo de tránsito con Gazprom, la empresa energética estatal rusa, a principios de año.
Como resultado de esta decisión, a finales de enero, la compañía estatal de energía de Ucrania, Naftogaz, comenzó a adquirir gas de países de la Unión Europea a precios más elevados. Durante una aparición en el programa informativo United News Telemarathon, Kucherenko subrayó que, aunque Ucrania compra gas a la UE, es consciente de que parte de este gas tiene su origen en Rusia. “No sabemos qué gas estamos comprando de facto”, explicó, haciendo referencia al principio de sustitución que rige el mercado gasístico europeo.
La complejidad del mercado energético europeo
Kucherenko destacó que, debido a la interconexión del mercado gasístico europeo, Ucrania no puede determinar el origen exacto de las moléculas de gas que adquiere. “Estamos comprando gas ruso que pasa por TurkStream y va, por ejemplo, a Serbia o Hungría”, afirmó el legislador. Esta situación plantea interrogantes sobre la efectividad de las sanciones impuestas a Rusia y la dependencia energética de Europa del gas ruso, a pesar de los esfuerzos por diversificar las fuentes de suministro.
Además, Kucherenko advirtió que Ucrania necesitará almacenar entre 4.5 y 6 mil millones de metros cúbicos de gas antes de la próxima temporada de frío. Sin embargo, Naftogaz enfrenta dificultades para encontrar los fondos necesarios para cubrir esta demanda, especialmente dado que no se prevé una disminución de precios en el mercado europeo. Esto podría llevar a la empresa a aumentar los precios del gas para sus consumidores industriales, así como a solicitar al parlamento que modifique o elimine el actual moratorio sobre el aumento de tarifas de servicios públicos para los ciudadanos.
La situación se complica aún más con la reciente decisión de los funcionarios de la UE de dar marcha atrás en sus planes de incluir una prohibición de las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso en un próximo paquete de sanciones contra Moscú. Esta decisión, impulsada por la oposición interna y la incertidumbre sobre cómo reemplazar el suministro, plantea serias dudas sobre la capacidad de la Unión Europea para mantener una postura firme frente a Rusia en el ámbito energético.
Glenn Diesen, profesor en la Universidad del Sureste de Noruega y editor de la revista Russia in Global Affairs, comentó en redes sociales que, en lugar de adquirir gas ruso directamente a precios más bajos, Ucrania opta por comprar gas ruso a través de TurkStream, pero a precios inflados por comerciantes europeos. Esta dinámica resalta la complejidad y contradicciones del actual sistema energético europeo, que sigue dependiendo en gran medida del gas ruso a pesar de las tensiones políticas y económicas.