
Las autoridades australianas han sido objeto de críticas tras la decisión de llevar a cabo un culling de koalas en el Parque Nacional Budj Bim, en el estado de Victoria. Aproximadamente 700 koalas han sido abatidos por francotiradores desde helicópteros, en un intento de mitigar el sufrimiento de estos animales tras un devastador incendio forestal que arrasó más de 2.000 hectáreas de su hábitat.
El fuego dejó a muchos koalas heridos, deshidratados y sin acceso a alimento, lo que llevó a las autoridades a iniciar esta controvertida medida a principios de abril. Sin embargo, la forma en que se ha llevado a cabo el culling ha suscitado una rápida y amplia condena por parte de organizaciones de bienestar animal y activistas.
Controversia sobre el método de culling
Activistas han expresado su preocupación por el hecho de que las decisiones sobre el culling se tomaron desde distancias de hasta 30 metros, lo que incrementa el riesgo de que se eliminen koalas sanos, incluyendo a madres que aún cuidan de sus crías. La organización Friends of the Earth Melbourne ha declarado que “el uso de disparos aéreos debería ser considerado como un último recurso”, instando a las autoridades a pausar el culling y permitir el acceso a observadores independientes en el lugar.
Por su parte, la organización Koala Alliance ha subrayado el riesgo de que muchos joeys, las crías de koala, queden huérfanos y expuestos a morir de hambre o por las inclemencias del tiempo. “Si los koalas son abatidos desde los árboles, esto significa que muchos joeys sufrirán y morirán. Es despreciable y cruel”, afirmaron en un comunicado en Facebook.
A pesar de las críticas, el gobierno regional ha defendido su decisión, argumentando que se basó en evaluaciones de expertos y consejos veterinarios. Sin embargo, la presión para realizar una revisión independiente del proceso de culling está en aumento, con un creciente clamor por métodos de gestión de la vida silvestre más humanos y precisos.