La complejidad de trasladar la producción automotriz a EE. UU. ante los aranceles de Trump

In Economía
abril 23, 2025

En un contexto de tensiones comerciales y políticas, la industria automotriz estadounidense se enfrenta a desafíos significativos en su búsqueda por aumentar la producción local. Recientemente, el expresidente Donald Trump insinuó que podría haber una prórroga en los aranceles del 25% sobre los automóviles, con la intención de dar a los fabricantes más tiempo para trasladar o aumentar la producción de vehículos y piezas en Estados Unidos.

Trump afirmó que «necesitan un poco más de tiempo porque van a producirlos aquí». Sin embargo, la realidad de la reubicación de plantas es mucho más compleja de lo que sugieren las declaraciones políticas. La construcción de una nueva planta de ensamblaje no es un proceso que se pueda llevar a cabo de la noche a la mañana; requiere años de planificación, inversión significativa y una cuidadosa consideración de la infraestructura necesaria.

La complejidad de la producción local

Los expertos de la industria coinciden en que la construcción de instalaciones de ensamblaje, como la nueva planta de Hyundai en Georgia, puede tardar de seis meses a más de un año solo en obtener los permisos necesarios. A esto hay que sumar el tiempo de construcción, que puede oscilar entre 12 y 18 meses, seguido de un periodo adicional para equipar y poner en marcha la producción.

Las plantas de ensamblaje son mucho más que simples fábricas; suelen ser ciudades manufactureras que requieren una considerable fuerza laboral y la creación de una cadena de suministro local. Cada empleo directo en la fabricación de vehículos genera, en promedio, 10.5 empleos adicionales en la economía local, lo que resalta la importancia de estas instalaciones en el tejido económico estadounidense.

A pesar de la intención de aumentar la producción local, las automotrices deben equilibrar la necesidad de adaptarse a las políticas comerciales con la realidad de sus operaciones. La presión para reubicar la producción puede generar costos adicionales y complicaciones logísticas que no siempre son tenidas en cuenta por los responsables políticos.

En este sentido, la posibilidad de utilizar instalaciones existentes para aumentar la producción se presenta como una opción más viable y rápida. Algunos fabricantes, como General Motors, ya han comenzado a hacer uso de su capacidad no utilizada en plantas existentes para acelerar la producción de vehículos, lo que demuestra que la flexibilización de los recursos puede ser una respuesta más pragmática ante las restricciones arancelarias.

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