
En el actual panorama polarizado de las redes sociales, la verificación de hechos se ha convertido en una herramienta esencial para contrarrestar la desinformación. Sin embargo, para que estas correcciones tengan un impacto real, es necesario que las personas prestan atención a ellas. Un estudio reciente, titulado «Promoting engagement with social fact-checks online: Investigating the roles of social connection and shared partisanship», ha proporcionado nuevos enfoques sobre cómo fomentar la participación en las verificaciones de hechos.
El papel de los lazos sociales en la verificación de hechos
Realizado en colaboración con investigadores de la Escuela de Gestión Sloan del MIT y publicado en PLOS ONE, el estudio revela que los lazos sociales juegan un papel crucial en la efectividad de las correcciones. Los investigadores han encontrado que las personas son más propensas a involucrarse con correcciones cuando existe una conexión social, aunque sea mínima, entre el corrector y el receptor, como un «me gusta» o un «seguir» en redes sociales, independientemente de su alineación política.
Este análisis se basa en un experimento de campo a gran escala en Twitter (ahora X), complementado con experimentos de encuesta controlados. Esta combinación ha permitido a los investigadores estudiar tanto el comportamiento en condiciones reales como los mecanismos psicológicos subyacentes en un entorno controlado. El hallazgo más relevante es que un pequeño gesto de contacto social puede marcar una significativa diferencia en la disposición a aceptar correcciones.
Los resultados indican que los individuos están mucho más dispuestos a responder o interactuar con una corrección si han tenido algún tipo de interacción previa con quien realiza la corrección. Sorprendentemente, no se encontró evidencia de que la afinidad política por sí sola aumentara la participación. Esto sugiere que las normas sociales, como la necesidad de responder a alguien que ha mostrado interés en nosotros, pueden ser más influyentes que la alineación ideológica a la hora de fomentar la participación en línea.
Para quienes intentan combatir la desinformación, este estudio ofrece una estrategia práctica: construir un poco de rapport primero, incluso a través de formas pequeñas de interacción. No obstante, no todo son buenas noticias. En el caso de usuarios altamente partidistas, esas conexiones mínimas pueden, de hecho, disminuir la participación si la corrección proviene de alguien que se sitúa en el otro lado del espectro político. Esto plantea un desafío al intentar llegar a los usuarios más polarizados y sugiere que las señales de identidad política pueden a veces resultar contraproducentes.
En resumen, la investigación nos invita a repensar cómo diseñar intervenciones —tanto humanas como automatizadas— que busquen corregir la desinformación. Si deseamos que las personas respondan a las correcciones, es fundamental considerar no solo el contenido del mensaje, sino también la relación, por mínima que sea, entre el mensajero y el destinatario. En otras palabras, lo que se dice, quién lo dice y la conexión social que se establece son factores que influyen decisivamente en la efectividad de las correcciones en línea.
Más información:
Cameron Martel et al, Promoting engagement with social fact-checks online: Investigating the roles of social connection and shared partisanship, PLOS ONE (2025). DOI: 10.1371/journal.pone.0319336