
Un estudio reciente de la Universidad Simon Fraser ha puesto de manifiesto la falta de preparación de las autoridades locales en la provincia canadiense de Columbia Británica frente a los peligros que representa el calor extremo. Este análisis se produce cuatro años después de la trágica ola de calor de 2021, que resultó en más de 600 muertes en la región. La investigación revela diferencias significativas en la forma en que los municipios de la zona metropolitana de Vancouver y el Valle de Fraser están abordando los eventos de calor.
Aunque los municipios con mayores poblaciones y recursos financieros están tomando medidas más efectivas para mitigar los riesgos de calor, el estudio indica que las iniciativas de planificación urbana son escasas en áreas de menor estatus socioeconómico y densidad poblacional. Ciudades como Vancouver, Surrey y Nueva Westminster han liderado en la implementación de medidas, mientras que Chilliwack, Delta, Port Coquitlam y West Vancouver han mostrado planes limitados.
Desigualdad en la respuesta al calor extremo
Andréanne Doyon, profesora asociada en la Escuela de Gestión de Recursos y Medio Ambiente de SFU, enfatiza la urgencia de actuar. «El calor es un peligro creciente para las personas en todo el mundo», menciona Doyon. «La ciencia demuestra que las temperaturas globales están en aumento y que los eventos de calor extremo se volverán más intensos y frecuentes». En este contexto, Doyon subraya la necesidad de preparar edificaciones y comunidades para salvar vidas en el futuro.
El estudio, que analizó más de 240 documentos oficiales de 27 municipios y dos distritos regionales, buscó evaluar la atención dedicada a la mitigación del calor. Las iniciativas se agruparon en tres áreas principales: el aumento de espacios verdes urbanos, el diseño urbano y el uso del suelo. Este análisis es el primero en su tipo en evaluar las estrategias de mitigación del calor entre los gobiernos locales de Columbia Británica.
Según Doyon, «queríamos entender qué se está haciendo a nivel local y regional para establecer una línea base y buscar oportunidades de mejora». La investigación revela variaciones significativas en la atención a las estrategias de mitigación del calor, influenciadas por factores como las limitaciones financieras, la falta de personal especializado y las dinámicas políticas locales.
El informe también destaca la necesidad de mayor cooperación entre jurisdicciones. «Es fundamental centrarse en cómo mejorar los barrios en su totalidad, en lugar de iniciativas aisladas», señala Doyon. «Una mejor cooperación y coordinación entre las autoridades llevará a acciones más efectivas». Los gobiernos locales pueden aprender unos de otros, mientras que las agencias de planificación pueden desempeñar un papel crucial en la incorporación de estrategias para combatir el calor extremo en la agenda pública.
La investigación también señala que la creación de espacios verdes es la respuesta más común a la mitigación del calor, un hecho que refleja una mayor comprensión y apoyo público hacia estas áreas. Sin embargo, Doyon advierte que en el área metropolitana de Vancouver se han perdido cientos de kilómetros cuadrados de espacios ecológicos, principalmente debido al desarrollo urbano. «No podemos seguir haciendo esto. Esos espacios verdes ayudan a mantener nuestros barrios frescos», añade.
Como siguiente paso, Doyon y su equipo están llevando a cabo un estudio en profundidad sobre la política de vivienda en Burnaby, una de las áreas más afectadas por la ola de calor de 2021, en términos de fatalidades.