
Descubrimiento de huellas fósiles revela comportamientos de aves prehistóricas en Oregón
Hace aproximadamente 50 millones de años, un pequeño pájaro se aventuró por la orilla de un lago en lo que hoy es el centro de Oregón. A su alrededor, se encontraba un gusano que se movía en la tierra fangosa. El ave, con su pico, parecía estar buscando alimento, realizando varios intentos de hurgar en el suelo. En uno de sus intentos, el pájaro pudo haber encontrado lo que buscaba, o tal vez no tuvo éxito y decidió seguir adelante. Este vistazo a la prehistoria ha sido posible gracias al hallazgo de dos diminutas huellas fósiles y al esfuerzo de un pasante de pregrado en el Monumento Nacional de los Fossiles de John Day, quien se interesó especialmente en las huellas antiguas, conocidas como fósiles de trazas.
El estudio, publicado en febrero en la revista Palaeontologia Electronica, fue liderado por Conner Bennett, quien enfatiza que los fósiles de trazas son capaces de contar historias sobre el comportamiento de los animales. Aunque no se han encontrado restos físicos del ave, estas huellas permiten a los investigadores inferir sus acciones y comportamientos, un fenómeno que Bennett compara con estudiar fantasmas. El profesor Anthony Martin, experto en el estudio de trazas modernas y fósiles, añade que este tipo de fósiles puede llenar vacíos en el registro fósil, proporcionando evidencia de la existencia de animales incluso cuando no hay huesos o plumas disponibles.
Durante su pasantía en John Day, Bennett examinó un catálogo en línea de hallazgos del parque y descubrió varias impresiones de huellas de animales que nunca habían sido estudiadas. A través de un software de modelado 3D, fue capaz de crear representaciones detalladas de las huellas, lo que permitió un análisis más profundo que el que se podría hacer con los fósiles físicos. Entre los hallazgos, se identificaron huellas que sugieren la existencia de aves costeras, como los playeros, en la zona durante el Eoceno, un período que abarcó desde hace unos 56 hasta 34 millones de años. Además, las huellas revelaron patrones de forrajeo similares a los observados en aves actuales, lo que proporciona una visión fascinante de cómo estos animales interactuaban con su entorno.
De manera complementaria, el estudio también incluyó huellas de pequeños lagartos, lo que representa una oportunidad única para comprender la diversidad de la vida en el Eoceno en América del Norte. Estas huellas son las primeras evidencias de aves y lagartos de este período encontradas en la región de John Day, lo que contribuye a una imagen más completa de la vida prehistórica. La investigación destaca la importancia de los fósiles de trazas y su potencial para revelar comportamientos y características de especies que, de otro modo, permanecerían en la sombra del tiempo.