
La comunidad rural de Covas do Barroso, en el norte de Portugal, se encuentra en el centro de un conflicto que enfrenta a sus habitantes con una gran empresa británica dedicada a la minería de litio. Esta lucha por la defensa de su territorio será documentada en la película «Savannah and the Mountain», del director Paulo Carneiro, que se estrenará en las pantallas de cine portuguesas esta semana.
La historia de Covas do Barroso se ha convertido en un símbolo de resistencia, especialmente desde que se conoció que la compañía Savannah Resources planea construir la mayor mina de litio a cielo abierto de Europa a escasos metros de las viviendas de la comunidad. Este proyecto ha generado un gran revuelo, ya que la región es conocida por su patrimonio agrícola y su relación sostenible con la naturaleza.
El filme, que se presentó el año pasado en la sección Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, ha sido aclamado por la crítica y se espera que su proyección impulse la conciencia sobre la lucha de los residentes. Carneiro define su obra como una «ficción documental», que busca reflejar la activismo de la comunidad a través de un formato que mezcla el musical y el western, alejándose de las representaciones convencionales que, según él, no capturan la esencia de la lucha comunitaria.
Aida Fernandes, presidenta de la comunidad de Covas do Barroso y parte del elenco de la película, enfatiza el impacto del proyecto minero en sus vidas: «Cuando vemos un proyecto como este en nuestra puerta, que pone en peligro todo lo que tenemos y nuestra forma de vivir, corremos el riesgo de tener que abandonar nuestro hogar… La película retrata exactamente ese sufrimiento».
La situación se complica por el hecho de que Portugal posee las mayores reservas de litio de Europa, con 28 millones de toneladas de litio de alta calidad. En los últimos años, Covas do Barroso ha estado en el punto de mira por la creciente presión de la minería de litio, facilitada por la intervención de autoridades gubernamentales que han simplificado los trámites administrativos para la empresa británica. Savannah Resources cuenta con una concesión para explotar un área total de 542 hectáreas en esta región, actualmente en fase de prospección.
El 14 de abril, alrededor de 25 personas se manifestaron en apoyo a un propietario de tierras que había recibido una solicitud de la Guardia Nacional Republicana para retirar un remolque de su propiedad, obstaculizando el paso de las máquinas de Savannah. Este propietario, Benjamim Gonçalves, sostiene que su terreno no forma parte del acuerdo que la empresa tiene con el gobierno para trabajar en terrenos privados y públicos. La comunidad se mantiene unida en su oposición a la explotación, evidenciando un fuerte sentido de identidad y pertenencia ante la amenaza que representa la minería para su modo de vida.
El impacto de esta lucha no solo se centra en la defensa del medio ambiente y el patrimonio cultural, sino que también plantea interrogantes sobre las estrategias de desarrollo sostenible en una Europa que busca alternativas energéticas en el contexto de la transición hacia energías más limpias.