El turismo en la región de Cachemira ha sufrido un duro golpe tras un ataque terrorista que ha dejado un saldo trágico de 26 muertos, entre ellos un guía local. Este ataque, ocurrido en el Valle de Baisaran, ha generado un clima de pánico entre los turistas y ha puesto en jaque la economía local, que depende en gran medida de la llegada de visitantes.
El ataque se produjo el martes por la tarde, cuando un grupo de terroristas abrió fuego indiscriminadamente contra un grupo de turistas que se encontraban disfrutando de la belleza natural de la zona. Manju Tripathi, una turista de Gujarat, relató cómo su familia se vio obligada a abandonar su viaje tras escuchar los disparos. “Nunca hubiéramos imaginado que esto podría suceder en Cachemira, que todos aseguraban era un lugar pacífico”, comentó.
Este ataque se considera el más mortífero contra civiles en los últimos años en una región que, aunque ha tenido un historial de violencia, había visto un aumento en el turismo gracias a la percepción de una mejora en la seguridad. En 2019, el gobierno indio revocó el artículo 370, que otorgaba autonomía a Cachemira, argumentando que esto facilitaría el desarrollo y la paz en la región. Sin embargo, la reciente violencia sugiere que la situación es más compleja de lo que se había anticipado.
Impacto en el turismo y la economía local
La afluencia de turistas había alcanzado cifras récord, con 23 millones de visitantes en el último año, lo que había generado un optimismo renovado en la economía local. Sin embargo, tras el ataque, los hoteles han quedado vacíos y el aeropuerto de Srinagar ha visto un aumento en el número de personas que abandonan la región apresuradamente. Abdul Rasheed, un pescador de la ciudad, expresó su dolor al ver cómo los turistas se marchaban en pánico, lo que representa una pérdida devastadora para su sustento y el de muchos otros en la zona.
El ataque no solo ha tenido un impacto inmediato en la seguridad y el turismo, sino que también ha reavivado el debate sobre la estabilidad en Cachemira. Expertos en la región han señalado que este tipo de ataques, que parecen estar dirigidos a atraer la atención internacional, son una señal de un cambio en las tácticas de los grupos terroristas. Manoj K Channnan, exoficial del ejército, subrayó que este ataque fue un golpe calculado a la credibilidad de India, coincidiendo con visitas de alto nivel de funcionarios estadounidenses.
La respuesta de la comunidad internacional ha sido de condena generalizada, pero muchos analistas advierten que se necesita un compromiso más activo para abordar las raíces del conflicto en Cachemira. La situación actual plantea serias preguntas sobre el futuro de la región y la capacidad de sus habitantes para sobrevivir en un entorno marcado por la violencia y la inestabilidad económica.
El impacto económico de este ataque se sentirá durante meses, si no años, y muchos en Cachemira se enfrentan a la difícil realidad de una economía en conflicto. Haseeb Drabu, exministro de finanzas de la región, advirtió que la recuperación del comercio y el turismo, que representan una parte significativa de la economía local, se ha visto abruptamente interrumpida, dejando a miles de familias en una situación precaria.
