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El dilema de las organizaciones «piratas»: ¿confrontación o legitimidad?

In Sin categoría
abril 26, 2025

La detención en 2024 del activista Paul Watson, fundador de la ONG Sea Shepherd, que lucha por la protección de la biodiversidad oceánica, ha puesto de manifiesto una división interna sobre la estrategia a seguir por la organización. Por un lado, existen quienes abogan por mantener el ADN de la ONG y continuar con un activismo fuerte contra los estados que fomentan la pesca ilegal. Por otro lado, hay quienes argumentan que la situación actual exige un enfoque más moderado, orientado a institucionalizar la ONG. Esta oposición refleja el dilema que enfrentan muchas «organizaciones piratas», un concepto introducido por los académicos Rudolph Durand y Jean-Philippe Vergne.

Organizaciones piratas: definición y características

Las organizaciones piratas se definen por tres características clave:

  • Desarrollan actividades innovadoras aprovechando vacíos legales.
  • Defienden una «causa pública» en apoyo a comunidades desatendidas, que a su vez las respaldan.
  • Al introducir innovaciones que abordan necesidades sociales específicas, interrumpen monopolios y contribuyen a transformar sistemas económicos y sociales.

Sin embargo, para llevar a cabo estas actividades de manera efectiva, las organizaciones piratas deben alcanzar la legitimidad. Esta se construye a través de un proceso conocido como legitimación. Para las organizaciones piratas, este proceso es particularmente complicado, ya que a menudo son vistas como ilegales e ilegítimas tanto por el estado como por actores establecidos en la industria. Estas presiones pueden dificultar su legitimación. Un ejemplo emblemático de este proceso es el caso de Heetch, una start-up francesa de transporte urbano.

Heetch: un estudio de caso de una organización pirata

Heetch fue lanzada en 2013, cuando sus fundadores observaron que «los jóvenes en París y sus suburbios tenían dificultades para desplazarse por la noche debido a la falta de opciones adecuadas». Decidieron crear una plataforma de transporte que conectara a conductores privados con pasajeros. Este modelo de negocio, basado en los principios de la «economía colaborativa», invadió el monopolio de los taxis y el sector regulado de vehículos de transporte con conductor (VTCs). A pesar de los desafíos, Heetch logró construir su legitimidad a través de tres fases distintas, respondiendo de diferentes maneras a las presiones externas.

Fase 1: ‘Pragmatismo clandestino’ (2013–2015)

Al lanzarse en 2013, Heetch se encontró en medio de un conflicto en el sector del transporte urbano. Por un lado, había nuevas aplicaciones para servicios de VTC (como Uber) y plataformas de conductores privados (como UberPop y Heetch); por otro, los taxis tradicionales y sus departamentos de reservas. Estos últimos, junto con las autoridades gubernamentales, comenzaron a ejercer presión para cerrar las aplicaciones, mientras que Uber acaparaba la atención mediática.

Durante esta fase, Heetch adoptó una estrategia de «pragmatismo clandestino». La start-up evitó confrontaciones directas y se mantuvo «bajo el radar» de los medios. Este enfoque es similar al «bootlegging», que implica ocultar una actividad innovadora en sus primeras etapas. Heetch construyó una legitimidad pragmática entre su audiencia inmediata utilizando técnicas informales como el boca a boca, aunque su legitimidad permanecía limitada debido a la falta de aprobación estatal y a la ausencia de escrutinio mediático.

Fase 2: ‘Activismo subversivo’ (2015–2017)

En junio de 2015, los taxistas organizaron protestas masivas contra la «competencia desleal» que representaban las nuevas aplicaciones de transporte. La policía de París emitió una prohibición sobre aplicaciones similares a UberPop, incluyendo a Heetch. Mientras Uber cerró UberPop, Heetch aprovechó un vacío legal, ya que su nombre no fue explícitamente mencionado en la prohibición y continuó operando. En respuesta, el estado intensificó la presión sobre Heetch: alrededor de 100 conductores fueron detenidos y los fundadores fueron citados a juicio, enfrentando acusaciones de «facilitación ilegal de contacto» con conductores y «prácticas comerciales engañosas».

Heetch reaccionó participando en «activismo subversivo». Los fundadores se pronunciaron en los medios para defender su servicio, enfatizando su utilidad pública, particularmente para los jóvenes de los suburbios que necesitaban movilidad nocturna. La start-up generó atención mediática mediante un video satírico que mostraba imágenes alteradas de figuras políticas en su juventud. Heetch aprovechó su legitimidad pragmática, ya establecida dentro de su comunidad, para obtener legitimidad mediática entre un público más amplio, incluidos periodistas y responsables políticos. Sin embargo, esta visibilidad también trajo consigo crecientes batallas legales.

Fase 3: ‘Radicalismo templado’ (2017–presente)

En marzo de 2017, un tribunal falló en contra de Heetch, considerando ilegales sus operaciones. La compañía suspendió temporalmente su servicio, pero se relanzó dos semanas después con un nuevo modelo de negocio que empleaba conductores profesionales. Dos meses después, Heetch intentó reintroducir a los conductores privados, pero, tras enfrentar acciones legales adicionales, abandonó este enfoque después de seis meses para centrarse exclusivamente en servicios de transporte legales.

Durante esta fase, Heetch practicó el «radicalismo templado». La compañía se integró en el sistema mientras continuaba su «lucha» de forma más moderada, evitando confrontaciones directas con el estado y los actores de la industria. Adoptó tres estrategias clave:

  • cumplimiento: respetar la ley.
  • compromiso: equilibrar su servicio de transporte con su misión pública.
  • manipulación: hacer lobby para influir en las regulaciones.

Con este enfoque, Heetch aseguró su legitimidad regulatoria mientras fortalecía su legitimidad pragmática y mediática. La compañía fue reconocida por el gobierno francés y se incluyó en los programas French Tech 120 y Next 40, destinados a las start-ups más prometedoras del país. También se convirtió en la primera plataforma de transporte con conductor en obtener el estatus de «empresa con misión».

Este análisis pone de manifiesto el valor de la «piratería» como estrategia para impulsar el crecimiento de organizaciones que sirven a una causa pública. Al adoptar este enfoque, una organización pirata puede impulsar un cambio sistémico para abordar desafíos sociales o ambientales. Sin embargo, la piratería conlleva un riesgo inherente: en algún momento, probablemente enfrentará una crisis de legitimidad provocada por la resistencia de monopolios o autoridades públicas, como lo demuestra la reciente lucha de Paul Watson. Como él mismo afirma: «No se puede cambiar el mundo sin hacer olas».

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Diario obrero y republicano fundado el 14 de Abril de 2006.