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Ghana lanza su primera variedad de judía modificada genéticamente para combatir plagas

In Sin categoría
abril 26, 2025

La cowpea, conocida científicamente como Vigna unguiculata, es un cultivo fundamental en el África subsahariana, pero enfrenta un grave problema: la plaga del gusano de la vaina (Maruca vitrata), un insecto que puede provocar pérdidas de rendimiento de más del 80%. Este parásito, originario del sudeste asiático, ataca flores, vainas y semillas, lo que ha llevado a los agricultores a depender de insecticidas, una medida que no solo incrementa los costos, sino que también plantea riesgos ambientales y de salud.

Un equipo de investigadores de diversas instituciones ha trabajado durante casi dos décadas en la creación de una variedad de cowpea resistente a esta plaga, dando lugar a la cowpea genéticamente modificada, conocida como Songotra-T. Ghana ha sido el primer país en aprobar oficialmente esta variedad para su comercialización en 2024, siguiendo la experiencia previa de Nigeria, donde se aprobó en 2019 y se lanzó al mercado en 2020 como Sampea 20-T.

Resultados de la investigación en Ghana

Los ensayos realizados en el norte de Ghana han demostrado que la variedad Songotra-T es efectiva contra el gusano de la vaina y ofrece beneficios tanto económicos como ambientales. En las pruebas de campo, se comparó su rendimiento con tres cultivares convencionales, incluyendo su equivalente no modificado, Songotra, así como Kirkhouse-Benga y Wang-Kae. Los resultados revelaron que Songotra-T logró un rendimiento promedio de 2,534 kg/ha, superando a las variedades tradicionales, que oscilaron entre 1,414 kg/ha y 1,757 kg/ha. Además, el análisis económico mostró que Songotra-T ofrecía el mayor retorno de inversión (464%), lo que demuestra el potencial de la biotecnología para mejorar la productividad agrícola y asegurar la rentabilidad de los pequeños agricultores.

Los ensayos se llevaron a cabo durante una sola temporada de cultivo en cuatro ubicaciones representativas de la región de producción de cowpea en Ghana, donde el sistema agrícola depende en gran medida de la lluvia y enfrenta una alta presión de plagas. A través de métodos experimentales replicados y análisis estadísticos rigurosos, se recolectaron datos robustos que respaldan los hallazgos.

Uno de los descubrimientos más significativos fue que Songotra-T reduce la necesidad de utilizar insecticidas en un 80%, lo que no solo disminuye los costos de producción, sino que también mitiga los riesgos de salud asociados con la exposición a químicos tóxicos. Esta reducción en el uso de insecticidas también favorece la preservación de poblaciones de insectos beneficiosos, como arañas y mariquitas, que desempeñan un papel crucial en el control natural de plagas.

A pesar de la incertidumbre sobre el precio de las semillas genéticamente modificadas, se prevé que los ahorros en la compra de insecticidas y el aumento en el rendimiento compensen cualquier incremento en el costo de las semillas.

El éxito de variedades GM en cultivos como maíz, soja y algodón a nivel global respalda la idea de que la biotecnología puede ser una herramienta valiosa para combatir la inseguridad alimentaria en Ghana, mejorando el rendimiento de un cultivo fundamental.

La decisión de Ghana de comercializar Songotra-T refuerza la necesidad de adoptar esta biotecnología en la región. La aprobación del gobierno ghanés contrarresta el escepticismo anterior sobre su compromiso con la biotecnología agrícola, que había surgido tras la luz verde regulatoria inicial en 2022. A pesar de las preocupaciones planteadas por grupos opuestos a los cultivos GM, la Organización Mundial de la Salud ha indicado que «los alimentos GM actualmente disponibles en el mercado internacional han superado las evaluaciones de seguridad y no es probable que presenten riesgos para la salud humana.»

Este avance demuestra que los países africanos pueden tomar decisiones sobre biotecnología agrícola basadas en sus necesidades y contextos específicos, sirviendo de ejemplo para que otras naciones consideren enfoques científicos similares para sus desafíos agrícolas. Aún queda mucho por hacer en el desarrollo de sistemas efectivos de producción y distribución de semillas que permitan llevar esta nueva tecnología a los agricultores ghaneses a una escala que genere un impacto significativo. La participación continua de socios internacionales en el desarrollo podría ser necesaria para cerrar la brecha entre innovación e impacto. Sin embargo, esa es una decisión que corresponde a los responsables políticos de Ghana.

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