
En un laboratorio de la provincia austriaca de Tirol, científicos realizan pruebas de ADN en aproximadamente 100 muestras de miel al mes, con el objetivo de conocer su composición y, en algunos casos, determinar si han sido adulteradas. La creciente presencia de miel falsa en los mercados ha llevado a que solo unos pocos laboratorios en Europa realicen este tipo de análisis, lo que ha motivado a la pequeña empresa austriaca Sinsoma a ofrecer estas pruebas desde hace dos años.
Corinna Wallinger, directora de ventas de Sinsoma, ha afirmado que esta tecnología es una novedad en el mercado de la miel, subrayando la importancia de que la tecnología avance siempre al mismo ritmo que los falsificadores. Según la legislación de la Unión Europea, la miel no puede contener ingredientes como agua o jarabes de azúcar baratos que aumenten su volumen. Sin embargo, pruebas recientes han demostrado que esta práctica es común. Entre 2021 y 2022, el 46% de las mieles analizadas en una investigación de la UE a su entrada en el bloque fueron marcadas como potencialmente adulteradas, un notable incremento respecto al 14% registrado entre 2015 y 2017, siendo el 74% de estos envíos de origen chino.
La amenaza a la apicultura
La agencia de salud y seguridad alimentaria de Austria (AGES) ha comenzado a utilizar pruebas de ADN para detectar fraudes en la miel, una iniciativa que se encuentra en fase de evaluación. La cadena de supermercados SPAR también ha solicitado pruebas de ADN para su miel, restableciendo en los estantes los productos que superaron los análisis.
Además de engañar a los consumidores, la miel falsa pone en peligro los medios de vida de los apicultores, quienes luchan por competir con los precios mucho más bajos de la miel importada, a menudo mezclada de varios países. Matthias Kopetzky, propietario de Wiener Bezirksimkerei, que cuida hasta 350 colmenas en Viena, ha manifestado que no tienen ninguna oportunidad frente a esta competencia desleal.
A pesar de que la Unión Europea es el segundo mayor productor de miel del mundo, tras China, también es el segundo mayor importador, con la mayoría de sus importaciones provenientes de Ucrania, China y Argentina. Una directiva de la UE adoptada el año pasado estipula que, a partir de mediados de 2026, las etiquetas de miel deberán detallar los países de origen, en lugar de simplemente referirse a una «mezcla de mieles de la UE y no de la UE».
Los apicultores, como Kopetzky, esperan que esta nueva normativa aumente la conciencia del consumidor. Bruselas ha establecido un grupo de expertos con un mandato hasta 2028 para armonizar los métodos de detección de adulteración en la miel y rastrear el producto hasta el productor o importador que lo cosechó.
Sinsoma, especializada en pruebas de ADN, ha revelado que cada miel posee un perfil de ADN único, lleno de trazas de información del entorno donde las abejas recolectaron el néctar. Si una muestra de miel carece de una amplia gama de trazas de ADN o, por ejemplo, contiene una alta proporción de trazas de ADN de arroz o maíz, lo que indica que las abejas no frecuentan esas plantas, esto sugiere que la miel no es genuina.
Co-fundada por Wallinger en 2018, Sinsoma cuenta actualmente con alrededor de una docena de empleados en su pequeño laboratorio en la tranquila localidad de Voels, cerca de Innsbruck. La empresa cobra a los apicultores 94 euros (103 dólares) por una prueba básica de ADN enfocada en las plantas, aproximadamente la mitad de lo que costaría un análisis de polen tradicional. Además, los apicultores obtienen un código QR que permite a los consumidores ver exactamente qué especies de plantas han visitado las abejas que producen la miel.
Aunque los expertos advierten que el método de ADN puede detectar ciertos tipos de fraude, no es infalible y se requiere un riguroso proceso de validación para garantizar resultados fiables. Wallinger ha reconocido la necesidad de estandarizar los métodos, aunque ha señalado que esto tomará tiempo. «Si siempre esperamos hasta poder utilizar un método estandarizado para descubrir una miel falsa, siempre estaremos rezagados respecto a lo que hacen los falsificadores», concluyó.