La administración de Donald Trump ha iniciado un programa que evaluará a los funcionarios federales de Estados Unidos en función de su lealtad al presidente y su capacidad para implementar sus políticas. Según un informe del Wall Street Journal, la Oficina de Gestión de Personal (OPM, por sus siglas en inglés) será la encargada de llevar a cabo estas evaluaciones, que se espera que entren en vigor a principios del año fiscal 2026.
Los documentos internos de la OPM, firmados por su director interino Chuck Ezell, indican que los funcionarios de alto rango serán juzgados por su “fiel administración de la ley y las políticas del presidente”. Este enfoque marca un cambio significativo respecto a las evaluaciones anteriores, que se centraban en criterios como la capacidad de liderazgo, la habilidad para construir coaliciones y los resultados de su trabajo.
Un cambio en la política de personal
Durante la administración del presidente Joe Biden, la política de personal se enfocó en gran medida en prácticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI). Sin embargo, estas iniciativas han sido objeto de críticas, con detractores que argumentan que priorizan la identidad sobre el mérito, lo que ha llevado a alegaciones de estándares reducidos y divisiones en el entorno laboral. Empresas como Walt Disney, JPMorgan Chase, Amazon y Google han enfrentado críticas similares y han comenzado a reducir o abandonar sus programas de DEI.
Desde su llegada a la Casa Blanca, Trump ha firmado varias órdenes ejecutivas para eliminar las iniciativas de DEI, calificándolas de “radicales”. El Wall Street Journal también señala que la OPM ha comenzado a aprobar nuevos puestos que otras agencias federales desean crear, lo que se interpreta como un intento de la administración Trump de “consolidar el control sobre la contratación y el despido de trabajadores federales”.
Además, se ha informado que la OPM continuará con algunos de los esfuerzos de reducción de personal iniciados por Elon Musk, CEO de Tesla y SpaceX. Musk anunció recientemente que disminuirá su participación como jefe del Departamento de Eficiencia del Gobierno de EE. UU. (DOGE) para centrarse en sus actividades empresariales, aunque aclaró que seguirá dedicando “uno o dos días a la semana a asuntos gubernamentales”.
Este nuevo enfoque en la evaluación de funcionarios federales plantea interrogantes sobre la independencia del servicio civil en Estados Unidos y cómo la lealtad política podría influir en la administración pública, un aspecto que podría tener repercusiones significativas en la gobernanza y la eficacia del gobierno federal.
