
En el ámbito empresarial, la interacción entre líderes y empleados ha sido objeto de numerosas investigaciones que buscan determinar las mejores prácticas en la gestión de equipos. Tradicionalmente, se ha promovido la idea de que un enfoque positivo, al estilo del personaje Ted Lasso de la popular serie de Apple TV+, es el más eficaz para fomentar un ambiente laboral saludable y productivo. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en la Universidad de Texas sugiere que la inclusión de expresiones emocionales negativas, en el momento adecuado, puede en realidad potenciar el rendimiento de los equipos.
La importancia del momento y el contexto emocional
El estudio titulado «Timing Is Everything: An Imprinting Framework for the Implications of Leader Emotional Expressions for Team Member Social Worth and Performance», publicado en la revista Organization Science, pone de manifiesto que no solo la naturaleza de las emociones expresadas por los líderes es relevante, sino también el momento en que se comunican. Constantinos Coutifaris y su colega Paul Green, junto con otros investigadores, llevaron a cabo dos estudios que analizan cómo las expresiones emocionales de los líderes afectan el desempeño de los miembros del equipo en diferentes contextos, incluyendo la gestión deportiva y el ámbito corporativo.
Los resultados revelan que las emociones positivas expresadas al inicio de un proyecto o temporada pueden mejorar notablemente el rendimiento individual de los empleados o deportistas. Sin embargo, cuando los líderes hacen uso de críticas constructivas o expresiones emocionales negativas en la fase intermedia, el impacto positivo de las emociones iniciales se ve incrementado considerablemente. Por ejemplo, un aumento de un punto en las expresiones positivas de un entrenador puede traducirse en un incremento del 3.3% en el rendimiento de un atleta. Si, además, el entrenador expresa emociones negativas en la fase media, este aumento puede llegar hasta el 4.4%, lo que representa un incremento del 33.3% en la efectividad de la retroalimentación positiva inicial.
En otro estudio, se analizaron evaluaciones de desempeño en una empresa consultora, utilizando software de lingüística computacional para medir la frecuencia de palabras positivas y negativas en las evaluaciones de 9,968 empleados. Los hallazgos fueron similares, con un incremento del 40.8% en los beneficios asociados a las expresiones positivas iniciales cuando los líderes utilizaban críticas en la fase intermedia del año.
Estos resultados no solo desafían la noción de que siempre es preferible un enfoque exclusivamente positivo, sino que también subrayan la importancia de la estrategia emocional en la gestión de equipos. Los investigadores explican que las emociones negativas, cuando se comunican en el momento adecuado, no son percibidas como una falta de respeto, sino como una oportunidad para que los empleados demuestren su valía y recuperen el respeto de su líder.
Este enfoque puede ser crucial en un contexto laboral donde la competencia y la presión por el rendimiento son cada vez mayores. La clave radica en establecer una base de confianza y respeto a través de una comunicación positiva al inicio, lo que permite a los líderes implementar críticas constructivas más adelante sin que esto genere resentimiento entre los miembros del equipo.
Por lo tanto, un liderazgo eficaz no solo implica motivar a los empleados a través de palabras alentadoras, sino también reconocer la necesidad de un enfoque equilibrado que combine tanto el refuerzo positivo como la crítica constructiva. Esta combinación, cuando se aplica de manera estratégica, puede resultar en un notable aumento en el rendimiento y la cohesión del equipo, algo que debería ser objeto de reflexión para los líderes en cualquier sector.