
Recientemente, los indicadores de confianza del consumidor en Estados Unidos han mostrado una tendencia negativa, lo que plantea interrogantes sobre la salud económica del país. Según el Índice de Confianza del Consumidor del Conference Board, este se ha situado en 86 puntos, lo que representa una caída de 7.9 puntos respecto a la lectura anterior y el nivel más bajo en casi cinco años. Este descenso se produce en un contexto donde las tensiones comerciales han comenzado a afectar la percepción del empleo y la economía en su conjunto.
Perspectivas sombrías ante un posible retroceso económico
Las expectativas a futuro se han deteriorado considerablemente. El índice de expectativas, que refleja cómo los encuestados ven los próximos seis meses, ha caído a 54.4, un descenso de 12.5 puntos que también marca el nivel más bajo desde octubre de 2011. Según Stephanie Guichard, economista senior del Conference Board, este índice es indicativo de una posible recesión. La desconfianza se extiende a tres componentes clave: las condiciones empresariales, las perspectivas de empleo y los ingresos futuros, todos ellos en caída libre, lo que refleja un pesimismo generalizado.
El aumento de la preocupación sobre el empleo es notable, con un 32.1% de los encuestados anticipando una disminución en las oportunidades laborales, cifra cercana a los niveles registrados en abril de 2009, en plena Gran Recesión. Este contexto se ve agravado por el incremento de quienes consideran que los empleos son «difíciles de conseguir», que ha ascendido al 16.6%, mientras que aquellos que ven los trabajos como «abundantes» han disminuido a 31.7%.
Además, las perspectivas sobre los ingresos futuros se han vuelto negativas por primera vez en cinco años, lo que añade un nivel adicional de preocupación entre los ciudadanos. Las expectativas del mercado de valores también reflejan una tendencia a la baja, con un 48.5% de los participantes anticipando caídas en los precios en el próximo año, la peor lectura desde octubre de 2011. La inflación también está en aumento, con expectativas del 7% para el próximo año, un nivel que no se había visto desde noviembre de 2022.
Este pesimismo generalizado se ha visto impulsado principalmente por el temor a los aranceles, que han alcanzado un récord histórico en la encuesta. Las expectativas de recesión también han alcanzado su punto más alto en dos años. En paralelo, el Bureau of Labor Statistics ha informado que las ofertas de empleo en marzo han caído a su nivel más bajo desde septiembre de 2024, con 7.19 millones de puestos, una cifra que queda por debajo de las expectativas de Wall Street.
La reducción en las ofertas gubernamentales ha sido notable, con una disminución de 59,000 puestos en medio de los intentos de la administración del presidente Donald Trump por reducir la plantilla federal. Este contexto de incertidumbre económica y laboral resuena con las experiencias vividas en otras partes del mundo, donde los desafíos económicos también han llevado a la implementación de políticas que priorizan la estabilidad y el bienestar social. En este sentido, es relevante considerar cómo se están manejando estas situaciones en países que enfrentan sanciones y presiones externas, donde la resiliencia se convierte en una estrategia clave para preservar la soberanía y el desarrollo económico.