
La producción de clavos de olor en Ternate, una isla de Indonesia, enfrenta serias amenazas debido al cambio climático, que se suma a los desafíos históricos que han afectado a esta valiosa especia. A lo largo de los siglos, las potencias coloniales intentaron erradicar el cultivo local para mantener su monopolio sobre esta preciada cosecha. Sin embargo, en la actualidad, son los fenómenos climáticos los que están poniendo en jaque la producción de los agricultores locales.
Jauhar Mahmud, un agricultor de 61 años, describe cómo las alteraciones climáticas han transformado su trabajo. «Hoy en día, las lluvias son intensas. Son buenas para la siembra, pero inciertas para la cosecha. A menudo son impredecibles», explica. En su plantación, los clavos de olor, que requieren condiciones específicas de temperatura y humedad, solían ofrecer rendimientos fiables. Sin embargo, el clima errático ha llevado a fluctuaciones en los precios, que oscilan entre 5,30 y 7,40 dólares por kilogramo, dificultando la vida de los agricultores.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revelan que los rendimientos de clavos en Indonesia han mostrado una variabilidad significativa en las últimas dos décadas, siendo el año 2023 el más bajo en comparación con los picos alcanzados en 2010.
Desafíos en la cosecha
El impacto del clima en la producción es evidente. Los agricultores, como Jauhar, que representa a 36 productores de la isla, están perdiendo dinero. «Los clavos no dan fruto cada año. Dependen de la temporada», aclara. Muchos han tenido que buscar trabajos adicionales para subsistir, mientras que otros consideran abandonar el cultivo. «Los agricultores son reacios a cosechar debido al alto coste y el escaso retorno», señala.
Indonesia, que representa más de dos tercios de la producción mundial de clavos, ha visto cómo sus exportaciones han disminuido, cayendo por detrás de Madagascar desde 2020, según datos del Banco Mundial. Esta situación plantea un dilema para los agricultores, que han defendido su cultivo durante generaciones.
El clima ha cambiado drásticamente; aunque en términos generales Ternate se ha vuelto más seco, cuando llueve, lo hace de forma intensa y dañina. Esto se alinea con las tendencias globales del cambio climático, donde una atmósfera más cálida retiene más humedad, provocando lluvias erráticas y fuertes.
Los agricultores como Lakina, propietaria de diez árboles de clavo, han visto disminuidos sus rendimientos. «Antes podía obtener cinco o seis sacos en una cosecha, ahora apenas lleno de dos a tres», comenta. Además, el tiempo de secado de los clavos se ha incrementado debido a la lluvia, pasando de tres días y medio a cinco.
Investigaciones recientes de la Universidad de Pattimura en Indonesia confirman que los rendimientos de clavos han disminuido en la isla Haruku, al sur de Ternate, con un aumento del 15% en la precipitación en las últimas décadas, junto con eventos climáticos extremos que afectan a los cultivos. Arie Rompas, líder del equipo de campaña forestal de Greenpeace, advierte que las comunidades en áreas costeras y pequeñas islas son especialmente vulnerables a estos cambios, enfrentando problemas post-cosecha debido al aumento del calor y la humedad.
Mientras tanto, en un taller de clasificación de especias en Ternate, la intensa fragancia de los clavos llena el aire. Los trabajadores preparan los clavos para su exportación, pero la calidad y los precios están en caída. Rumen The, un proveedor, menciona que los precios han caído casi a la mitad desde el inicio del año anterior, reflejando la disminución de la producción que se estima entre un 30% y un 40% en comparación con años recientes.
Ante esta situación, Jauhar hace un llamado a los países importadores de especias para que reflexionen sobre los problemas climáticos globales que amenazan el futuro de esta y otras cosechas. A pesar de los desafíos, Jauhar sostiene que hay poderosas razones históricas y emocionales para continuar con la agricultura. «Nuestros padres mantuvieron el cultivo en la región más antigua del mundo dedicada a los clavos. Plantaron para traer orgullo a las futuras generaciones», concluye.