
El futuro incierto de Lunar Trailblazer
La misión Lunar Trailblazer de la NASA, un satélite de 200 kilogramos, enfrentó serios problemas técnicos poco después de su lanzamiento el 26 de febrero de este año a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX. Un día después de la separación del lanzador, el equipo de la misión detectó que la sonda se encontraba girando lentamente y experimentaba una escasez de energía, lo que impedía que pudiera orientarse adecuadamente para captar la luz solar necesaria para recargar sus baterías.
Desde entonces, han transcurrido más de dos meses y la NASA continúa trabajando para restablecer el contacto con la sonda. Según las proyecciones del equipo de la misión, las condiciones de iluminación entre mayo y mediados de junio podrían ser propicias para que los paneles solares de la nave se recarguen a un nivel operativo y se logre recuperar el control sobre ella. La NASA ha indicado que, si se puede restablecer la capacidad de mando y los sistemas de propulsión e instrumentos se encuentran en condiciones operativas, existe la posibilidad de que el Lunar Trailblazer regrese a una órbita lunar elíptica y cumpla con sus objetivos científicos.
El equipo de la misión tiene conocimiento preciso de la ubicación de Lunar Trailblazer gracias al seguimiento terrestre. En caso de que se logre volver a establecer contacto, la NASA realizará una revisión para determinar si la sonda puede continuar con su misión. Sin embargo, si no se recibe señal alguna antes de finalizar el periodo estipulado, la agencia comenzará a cerrar la misión. A pesar de los desafíos, la misión de 94 millones de dólares busca mapear los recursos hídricos de la Luna, lo que podría ser crucial para futuras exploraciones tripuladas en nuestro satélite natural.