
La contaminación por microplásticos se ha convertido en una de las principales preocupaciones medioambientales a nivel global. En este contexto, un reciente estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Estatal de Portland (PSU) ha analizado la disposición de los ciudadanos a invertir en filtros de alta eficiencia para lavadoras, una de las fuentes más significativas de microfibras que terminan en nuestros ecosistemas acuáticos.
El estudio, publicado en la revista Microplastics and Nanoplastics, encuestó a un grupo representativo de votantes registrados y grupos de interés ambiental en Oregón. Su objetivo era evaluar el nivel de conocimiento y la preocupación de los encuestados sobre los microplásticos, así como su disposición a pagar por filtros que eviten la liberación de estas partículas nocivas al medio ambiente. Este análisis cobra especial relevancia en el marco de la consideración actual del Proyecto de Ley 526 del Senado de Oregón, que propone la obligatoriedad de sistemas de filtración de microfibras en nuevas lavadoras a partir de 2030.
Resultados del estudio y su implicación en políticas públicas
Los hallazgos revelan que menos del 25% de los 664 encuestados están dispuestos a pagar el precio completo por un filtro externo de alta eficiencia. Esta cifra sugiere la necesidad de que dichos filtros se integren en la compra de las lavadoras, en lugar de ser una opción posterior. Además, el estudio propone la posibilidad de implementar un programa limitado para adoptantes tempranos, que podría facilitar la adopción de filtros en lavadoras ya existentes, especialmente si una parte del coste es subvencionada por el gobierno, lo que podría aumentar el apoyo hasta un 20% más.
La profesora Elise Granek, coautora del estudio, subraya la importancia de abordar la contaminación por microfibras: «Las lavadoras son una fuente mayoritaria de microfibras y microplásticos que ingresan a nuestros sistemas de aguas residuales y, en última instancia, a nuestros cuerpos de agua». Granek aboga por la obligatoriedad de estos filtros en el momento de la venta como una herramienta eficaz para reducir esta problemática ambiental.
Sin embargo, los investigadores destacan que la implementación de filtros no representa una solución única y exhaustiva. Es fundamental que los responsables políticos continúen prestando atención a la reducción en la fuente de producción de plásticos, así como a la inversión en alternativas sostenibles y a la mejora de la regulación industrial.
Este estudio, que incluye las contribuciones de Amanda Gannon, Max Nielsen-Pincus y Luke Harkins, pone de relieve la necesidad de un enfoque multidimensional en la lucha contra la contaminación por microplásticos. La voluntad de los ciudadanos de participar en soluciones prácticas es un indicador clave para los legisladores que buscan implementar políticas efectivas en el ámbito medioambiental.