La Oficina Federal para la Protección de la Constitución de Alemania (BfV) ha clasificado al partido populista de derecha Alternativa para Alemania (AfD) como “extremista”. Este informe, que ha generado un intenso debate en el país, acusa al partido de promover una retórica racista y de actuar en contra de los principios democráticos. Esta clasificación permite aumentar la vigilancia sobre el AfD, similar a la que se aplica a grupos extremistas como el Estado Islámico.
El canciller saliente, Olaf Scholz, ha instado a no apresurarse en la decisión de prohibir al AfD. En una declaración reciente, Scholz afirmó: “Creo que esto es algo que no se puede apresurar”, refiriéndose a la posibilidad de una prohibición total del partido. Además, recordó que el Tribunal Constitucional Federal de Alemania ha rechazado todas las solicitudes recientes para prohibir partidos políticos, lo que sugiere que cualquier intento de prohibir al AfD podría enfrentar obstáculos legales significativos.
El contexto histórico y la reacción del AfD
Scholz también mencionó los intentos fallidos de prohibir el antiguo partido nacionalista, el Partido Nacional Democrático (NPD), que a pesar de los esfuerzos del gobierno, logró sobrevivir y cambiar su nombre a “La Patria” en 2023. Este contexto histórico plantea dudas sobre la viabilidad de una prohibición del AfD, que ha visto un aumento en su popularidad en las encuestas en los últimos meses.
Los co-líderes del AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla, han calificado el informe de la BfV como un “severo golpe a la democracia alemana”. En un comunicado conjunto, expresaron que, a pesar de ser el partido más fuerte en las encuestas actuales, el AfD está siendo “desacreditado y criminalizado públicamente” justo antes de un cambio de gobierno. Un sondeo reciente de Forsa indica que el AfD ha superado al partido de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) como la formación política más popular en el país.
La situación en Alemania refleja un fenómeno más amplio en Europa, donde los partidos de extrema derecha están ganando terreno en un contexto de creciente descontento social y crisis migratorias. La respuesta del gobierno alemán ante el auge del AfD será crucial para el futuro del panorama político en el país y para la estabilidad de la democracia alemana.
