
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el martes la suspensión inmediata de los bombardeos en Yemen, tras afirmar que la milicia hutí ha «capitulado» y ha manifestado su deseo de no continuar con el conflicto. Esta declaración se produjo durante una rueda de prensa en la Casa Blanca, donde estuvo acompañado por el primer ministro canadiense, Mark Carney.
La decisión de Trump llega después de semanas de ataques liderados por Estados Unidos contra el grupo hutí, que, según el mandatario, ha prometido cesar los ataques contra el tráfico marítimo comercial en la región. «Ellos nos han dicho que no quieren seguir luchando. Vamos a honrar eso y detendremos los bombardeos. Ellos han capitulado», afirmó Trump.
Contexto del conflicto en Yemen
La campaña de bombardeos contra los hutíes, en la que participaron Estados Unidos y Reino Unido, tenía como objetivo principal detener las acciones del grupo, que amenazaba con «hacer volar barcos», según Trump. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, subrayó que esta situación siempre fue un «tema de libertad de navegación», describiendo a los hutíes como «un grupo de individuos con armamento avanzado que estaban amenazando el comercio global».
Sin embargo, la reacción de los hutíes no se hizo esperar. Mohammad Ali Al-Houthi, un destacado líder del movimiento, declaró que continuarán apoyando a Gaza y exigió la dimisión del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por sus «crímenes» y «terrorismo fallido». Al-Houthi afirmó que «el pueblo yemení no se dejará intimidar por el terrorismo estadounidense e israelí, y los crímenes que han cometido en Yemen son los mismos genocidas que cometen en Gaza».
Las acciones de los hutíes, que incluyen ataques contra el tráfico marítimo asociado con Israel, así como lanzamientos de misiles y drones hacia el estado judío, han sido parte de una campaña para respaldar a los palestinos en medio de la guerra en Gaza. La declaración de Trump se produjo poco después de un ataque aéreo israelí contra objetivos controlados por los hutíes en Yemen, que dejó un saldo de un muerto y 35 heridos, según medios afines a los hutíes.
Este ataque, que obligó al cierre del aeropuerto internacional de Saná, fue una respuesta a un lanzamiento de un misil balístico hacia el Aeropuerto Ben Gurion, cerca de Tel Aviv, que impactó en las cercanías, causando lesiones a seis personas y perturbando brevemente el tráfico aéreo.