
Investigadores de la Universidad de Wageningen han puesto de manifiesto que la agricultura de strip cropping, o cultivo en franjas, puede ser una solución eficaz para mejorar la biodiversidad y, al mismo tiempo, captar la atención de los consumidores. Este método consiste en cultivar diferentes especies de plantas en una misma parcela, lo que no solo favorece la diversidad biológica, sino que también puede aumentar la resiliencia de la agricultura frente al cambio climático y reducir la dependencia de fertilizantes y pesticidas.
En un estudio reciente publicado en el Journal of Agriculture and Food Research, se ha examinado el impacto de este método en el trigo, un cultivo fundamental en Europa. Hasta ahora, gran parte de las investigaciones se han centrado en los beneficios ambientales y en el rendimiento agrícola, pero este estudio se adentra en las implicaciones para la calidad de los alimentos una vez que llegan a los supermercados.
Cambios en la calidad alimentaria
Los resultados del análisis indican que, aunque el cultivo en franjas y el cultivo intercalado presentan ventajas, también generan nuevas preocupaciones. La coexistencia de diferentes cultivos altera las dinámicas en el campo, lo que puede influir en la presencia de hongos, toxinas naturales o residuos de productos fitosanitarios. Estos factores son cruciales para la seguridad alimentaria.
Además, el contenido nutricional juega un papel importante. Para productos como el pan, las características del trigo, como el contenido de proteínas y gluten, son esenciales para la calidad de horneado. La investigación sugiere que estos atributos pueden variar con el cultivo mixto.
Un aspecto relevante del estudio es la percepción de los consumidores. Caspar Krampe, investigador del grupo de Marketing y Comportamiento del Consumidor, menciona que mediante un análisis conjunto se ha evidenciado que los consumidores valoran especialmente la cantidad de pesticidas empleados en la producción de productos como el pan. Prefieren opciones que presenten menos residuos químicos y que se vean más puras, con menos impurezas visibles y sin aditivos que mejoren artificialmente la calidad.
Los consumidores tienden a sentirse más cómodos con combinaciones de cultivos familiares, como el trigo y la cebada, mostrando reticencias hacia mezclas menos comunes, como el trigo con habas. A pesar de que todos prefieren menos pesticidas, hay consumidores que se preocupan mucho más que otros, lo que subraya la importancia de comunicar claramente los beneficios naturales y seguros de los productos cultivados en franjas.
Para facilitar la comprensión de estos hallazgos, un equipo liderado por Cheng Liu ha desarrollado un tablero digital que asiste a responsables de políticas, agricultores y socios de la cadena alimentaria en la toma de decisiones informadas sobre el cultivo, desarrollo de productos y marketing. Aunque esta herramienta no está disponible públicamente, se puede compartir el código bajo solicitud.
El estudio concluye que para lograr un sistema alimentario sostenible, no solo es necesario atender a las cuestiones ambientales, sino también a la seguridad alimentaria, la calidad de los productos y las preferencias de los consumidores. La sostenibilidad agrícola no es únicamente un reto técnico o ecológico; es también un desafío social. Como dicen los investigadores, el cambio sostenible comienza no solo en el campo, sino también en la confianza en la mesa familiar.
Más información: Cheng Liu et al, Impacts of biodiversity-positive intercropping systems on food quality, safety and the consumer acceptance: A case study of intercropped wheat, Journal of Agriculture and Food Research (2025). DOI: 10.1016/j.jafr.2025.101881