
Las tensiones entre India y Pakistán han escalado de manera significativa en los últimos días, tras una serie de ataques aéreos que han puesto en jaque la ya frágil estabilidad en la región del sur de Asia. Según informes recientes, India ha llevado a cabo ataques contra sistemas de defensa aérea en diversas localizaciones de Pakistán, en respuesta a lo que Nueva Delhi califica como intentos de Islamabad de lanzar ataques transfronterizos contra objetivos militares indios.
En la madrugada del jueves, Pakistán anunció que había derribado 12 drones indios, uno de los cuales había atacado un objetivo militar cerca de Lahore, a tan solo 24 kilómetros de la frontera internacional entre ambos países. El Ministerio de Defensa indio, por su parte, afirmó que había neutralizado todos los intentos de ataque por parte de Pakistán, incluyendo drones y misiles, gracias a su sistema integrado de defensa aérea.
Operaciones militares y reacciones
El Ministerio de Defensa de India declaró que se había «aprendido de manera fiable» que un sistema de defensa aérea en Lahore había sido neutralizado durante los ataques. Las autoridades pakistaníes han confirmado que estos ataques han causado daños y han dejado soldados heridos. Estos acontecimientos se producen un día después de que Nueva Delhi anunciara la Operación Sindoor, que consistió en atacar lo que se describió como «infraestructura terrorista» en Pakistán y en la parte de Cachemira que controla, como respuesta a un ataque terrorista mortal en la Cachemira administrada por India el 22 de abril.
La reacción de Islamabad no se ha hecho esperar. El gobierno pakistaní ha calificado los ataques indios como una «provocación atroz» y ha prometido represalias. Desde el miércoles, las tropas pakistaníes han estado disparando a través de la Línea de Control, la frontera de facto que separa las partes de Cachemira controladas por ambos países. Según funcionarios indios, estos enfrentamientos han resultado en la pérdida de al menos dieciséis vidas, entre ellas cinco niños y tres mujeres.
La situación en la región es tensa y compleja, con un trasfondo de conflictos históricos y disputas territoriales que han marcado las relaciones entre India y Pakistán durante décadas. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos, que podrían tener repercusiones más amplias en la estabilidad de la región.