
La administración de Donald Trump ha implementado recortes significativos en los presupuestos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y ha congelado miles de millones de dólares en financiación para universidades de investigación, lo que ha suscitado preocupación no solo por el avance de la ciencia y la medicina, sino también por la prevención del abuso en la investigación. Los NIH son el mayor financiador público de investigación biomédica en el mundo y su apoyo es crucial para traducir la ciencia básica en terapias y tecnologías biomédicas. Entre 2010 y 2019, casi todos los tratamientos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) recibieron financiación de esta institución, lo que ha permitido a Estados Unidos liderar la investigación global manteniendo la transparencia y evitando la mala conducta en la investigación.
Impacto de los recortes en la investigación médica
La legalidad de las directrices que buscan reducir el NIH es incierta, pero las acciones de la administración Trump ya han llevado a la suspensión de ensayos clínicos, congelaciones de contrataciones, despidos, y la cancelación de reuniones de revisión de subvenciones federales. Investigadores de universidades afectadas advierten que estos recortes podrían retrasar o incluso eliminar estudios en condiciones críticas como el cáncer y el Alzheimer. El impacto de estas decisiones es profundo, y académicos en bioética han señalado que estas medidas tendrán consecuencias negativas para la investigación médica y la salud humana, con efectos que perdurarán durante décadas.
La investigación sobre los organoides cerebrales, modelos tridimensionales que simulan la estructura y función del cerebro humano, pone de manifiesto la importancia del apoyo federal en la promoción de la innovación y la protección de los participantes en la investigación. Desde la creación de los NIH en 1887 hasta los avances en la ética de la investigación post Segunda Guerra Mundial, se han establecido importantes estándares que garantizan la protección de los sujetos de investigación y la validez científica de los estudios. Estos estándares son fundamentales no solo para el avance de la ciencia, sino también para preservar la integridad ética de la investigación biomédica en un momento en que el financiamiento y la supervisión están bajo amenaza.