
Un reciente estudio publicado en la revista Current Biology ha revelado las sorprendentes capacidades cognitivas de las avispas excavadoras, que demuestran una memoria notable al alimentar a sus crías. Este trabajo, liderado por el profesor Jeremy Field del Centro de Ecología y Conservación de la Universidad de Exeter, se centra en la habilidad de estas avispas para recordar la ubicación de hasta nueve nidos diferentes, un hecho impresionante considerando que estos nidos están excavados en arena desnuda, entre cientos de otros pertenecientes a distintas hembras.
Un comportamiento maternal sofisticado
Las avispas madres llevan a cabo un proceso meticuloso para garantizar la supervivencia de sus larvas. Primero, excavan un nido, donde almacenan alimento en forma de orugas que han cazado y paralizado. Luego, depositan un huevo sobre la oruga para que la larva recién nacida pueda alimentarse. Posteriormente, cubren la entrada del nido y se marchan para preparar nuevos nidos o atender a sus crías ya existentes.
El estudio revela que estas avispas no solo regresan a los nidos para verificar la sobrevivencia de las larvas, sino que también ajustan el orden en que alimentan a sus crías según la edad y la disponibilidad de alimento. Esta capacidad de programación reduce el riesgo de que alguna de las larvas muera de hambre, mostrando un nivel de organización y planificación que, hasta ahora, se pensaba reservado a organismos más complejos.
El profesor Field destaca que la memoria de las avispas es comparable, en términos de complejidad, a la de los seres humanos. Ellas pueden recordar no solo cuándo y dónde han alimentado a sus crías, sino también qué tipo de alimento les han proporcionado. Esto plantea preguntas sobre cómo organismos tan pequeños pueden llevar a cabo tales funciones mentales complejas, algo que aún no se comprende completamente.
Los experimentos realizados en el estudio incluyeron el intercambio de orugas mientras las avispas preparaban sus nidos. Aquellas que recibieron orugas más grandes adaptaron su horario de alimentación, esperando más tiempo antes de proporcionar alimento adicional. Esto sugiere que las avispas son capaces de priorizar el cuidado de sus crías en función de las necesidades de cada una, lo que es un claro indicador de su inteligencia y capacidad de adaptación.
A pesar de algunas equivocaciones, especialmente cuando el número de crías aumenta o cuando el orden de alimentación se ve alterado por la muerte de alguna, el margen de error en la identificación de sus propios nidos es extremadamente bajo: solo el 1.5% de las entregas de alimento en el estudio fue a nidos de otras hembras.
Este tipo de investigación no solo nos ofrece una visión más clara sobre la vida de las avispas en su hábitat natural, sino que también plantea reflexiones sobre la evolución de la memoria y el comportamiento en el reino animal, desafiando la idea de que sólo las especies más grandes o complejas pueden exhibir comportamientos sofisticados. La selección natural parece haber favorecido a estas avispas, que muestran una habilidad para la memoria que les permite sobrevivir y cuidar eficazmente de su progenie en un entorno competitivo.