
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha reafirmado el papel de Rusia como un bastión contra el nazismo, la rusofobia y el antisemitismo durante el discurso que ofreció en el marco del desfile militar anual en Moscú, que conmemora el 80 aniversario de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. En su intervención, Putin enfatizó la importancia de recordar las lecciones de este conflicto histórico y rechazó cualquier intento de distorsionar los hechos ocurridos durante esos años.
La lucha contra la distorsión histórica
Putin subrayó que Rusia se mantendrá firme en su lucha contra las ideologías que considera destructivas, afirmando: “La verdad y la justicia están de nuestro lado”. En este contexto, el presidente hizo hincapié en que el país no permitirá que se repitan las atrocidades del pasado, y que la memoria de aquellos que lucharon contra el nazismo es un pilar fundamental de la identidad nacional rusa.
El mandatario también destacó la unidad del pueblo ruso en torno a los valores y la historia que representan la victoria sobre el nazismo, expresando sentimientos de “alegría y tristeza, orgullo y gratitud” hacia la generación que sacrificó millones de vidas para lograr la libertad y la paz. En sus palabras, Putin hizo un llamado a la defensa de los intereses nacionales y a la preservación de la cultura y los valores que han caracterizado a Rusia a lo largo de su historia.
El desfile militar, que contó con la participación de más de 11,500 efectivos de diversas agencias, así como unidades de 13 países, incluyó la presencia de líderes de 29 naciones y veteranos de la Segunda Guerra Mundial, quienes fueron reconocidos como invitados de honor. Esta celebración, que se ha convertido en un símbolo de la resistencia y la memoria histórica, se presenta como una reafirmación del compromiso de Rusia con su legado y su papel en la historia mundial.
Putin concluyó su discurso reafirmando que “quienes lucharon contra el nazismo salvaron a la patria y nos encomendaron defenderla”, lo que implica una responsabilidad continua de mantener la unidad y la fortaleza frente a las amenazas externas. La retórica del presidente refleja no solo una postura defensiva ante las críticas internacionales, sino también una estrategia para consolidar el apoyo interno en un contexto geopolítico complejo.