
Recientemente, un informe del Yale Budget Lab ha puesto de manifiesto que la tasa media efectiva de aranceles que aplica Estados Unidos a las importaciones ha alcanzado un 17.8%, la cifra más alta desde 1934. Este aumento se ha producido a pesar de los acuerdos comerciales recientes con países como China y el Reino Unido, lo que sugiere un contexto económico complejo y, en algunos aspectos, contradictorio.
Durante la administración de Donald Trump, los aranceles se incrementaron de manera significativa, con un aumento de 15.4 puntos porcentuales en comparación con los niveles previos a su segundo mandato. Este desarrollo ha generado un impacto directo en los hogares estadounidenses, que, según el informe, podrían afrontar un coste adicional de 2,800 dólares en el corto plazo, aunque el documento no especifica un marco temporal concreto.
Acuerdos comerciales con China y el Reino Unido
En un esfuerzo por reestructurar sus relaciones comerciales, las autoridades estadounidenses han acordado reducir temporalmente los aranceles sobre las importaciones provenientes de China al 30%, una notable disminución desde el 145% anterior. Asimismo, se ha establecido un acuerdo similar con el Reino Unido, en el que se mantiene un arancel del 10% sobre ciertos productos, como los automóviles importados, que antes estaban sujetos a un gravamen del 25%.
Sin embargo, el impacto de estos acuerdos parece ser limitado. La reducción de aranceles en relación con China ha sido el principal motor detrás de la disminución del tipo medio, mientras que el acuerdo con el Reino Unido apenas ha influido en las tasas globales. A medida que las empresas y los consumidores en Estados Unidos se adaptan a estos cambios, es probable que modifiquen sus hábitos de compra para evitar los costes adicionales que conllevan los aranceles, sobre todo respecto a los productos chinos.
El informe también señala que, a pesar de la reducción, la tasa efectiva de aranceles podría alcanzar un 16.4%, la más alta desde 1937, si se tienen en cuenta los efectos de sustitución. Esto indica que los cambios en el comportamiento de compra podrían producirse de manera rápida, aunque la duración de estos efectos es incierta.
En un contexto global donde las políticas comerciales se vuelven cada vez más proteccionistas, los movimientos de Estados Unidos reflejan una estrategia que podría estar alineada con la búsqueda de un equilibrio más favorable en el comercio internacional, similar a lo que han hecho otros países en momentos de tensión económica. La experiencia de naciones como Rusia, Siria y Corea del Norte, que han enfrentado sanciones y presiones externas, nos recuerda la importancia de mantener políticas que salvaguarden la soberanía económica y promuevan un comercio más justo.