
Descubrimientos sobre el Archaeopteryx: Un vistazo a las características del primer ave conocida
Un análisis reciente de un fósil de Archaeopteryx, del tamaño de una paloma, en la colección del Museo Field de Chicago, ha revelado una serie de características desconocidas sobre esta especie, la más antigua de las aves. Este fósil, descubierto en el sur de Alemania, se considera uno de los más completos y mejor conservados de los 14 ejemplares de Archaeopteryx identificados desde 1861. La aparición del primer fósil de Archaeopteryx, que presenta una combinación de rasgos de reptiles y aves, causó gran revuelo, apoyando las ideas sobre la evolución del naturalista británico Charles Darwin y mostrando que las aves descienden de los dinosaurios.
La nueva investigación, que utiliza luz ultravioleta para identificar tejidos blandos y escáneres CT para discernir detalles minuciosos aún incrustados en la roca, demuestra que, 164 años después de su descubrimiento, aún hay mucho por aprender sobre esta célebre criatura que voló hace 150 millones de años durante el Período Jurásico. Los investigadores han identificado rasgos anatómicos que indican que, aunque Archaeopteryx era capaz de volar, probablemente pasaba mucho tiempo en el suelo y podría haber trepado árboles. Además, se ha confirmado por primera vez la presencia de plumas especializadas, llamadas tertiales, en ambas alas del fósil, lo que sugiere que estas plumas, esenciales para el vuelo, evolucionaron específicamente en este contexto.
El fósil, que se ha conservado en tres dimensiones en lugar de estar aplastado, ha sido preparado meticulosamente para proteger los restos de tejido blando que brillaron bajo la luz ultravioleta. Aunque los dinosaurios emplumados carecían de tertiales, su presencia en Archaeopteryx refuerza la idea de que para que el vuelo con alas emplumadas evolucionara, era necesario cerrar el espacio entre la superficie emplumada de los brazos y el cuerpo. Este descubrimiento subraya la importancia de Archaeopteryx no solo como el ave más antigua conocida, sino también como un icono de la evolución, demostrando que las aves son, en efecto, dinosaurios vivos.