
La violencia ha resurgido en Trípoli, la capital de Libia, a pesar de que las autoridades habían declarado el fin de las operaciones militares en la ciudad. Los enfrentamientos armados estallaron la noche del martes, menos de 24 horas después de que el Gobierno de Unidad Nacional (GNU), reconocido internacionalmente, anunciara que había restaurado la estabilidad en la región.
Los combates continuaron durante la madrugada del miércoles, con disparos y explosiones que se escucharon en varios barrios. Testigos citados por medios locales informaron sobre la movilización de milicias en las principales vías, incluyendo la carretera Al-Shat, la rotonda de Fashloum y cerca del aeropuerto de Mitiga, que se vio obligado a suspender sus operaciones.
Libia sigue dividida entre facciones rivales y ha experimentado repetidos brotes de violencia desde la revuelta respaldada por la OTAN en 2011 que derrocó a Muammar Gaddafi. La reciente escalada de tensiones se produjo tras el asesinato de Abdulghani al-Kikli, conocido como Ghaniwa, jefe del aparato de apoyo a la estabilidad (SSA) del gobierno. Se informó que fue abatido a tiros en el sur de Trípoli el lunes. Las facciones armadas alineadas con el primer ministro Abdulhamid al-Dbeibah rápidamente tomaron posiciones del SSA en Abu Salim y otros distritos tras el incidente.
Reacciones y Consecuencias del Conflicto
El Ministerio de Defensa anunció el martes que había recuperado el control total de las áreas objetivo. Sin embargo, horas después, los enfrentamientos se reanudaron entre las unidades pro-gubernamentales y las fuerzas de la milicia Fuerza de Detención Especial (Rada), según el diario local Libya Herald. El Ministerio de Defensa emitió un comunicado el miércoles, anunciando un “alto el fuego en todos los ejes de tensión dentro de la capital”, con el objetivo de “proteger a los civiles, preservar las instituciones estatales y evitar una mayor escalada”. Se desplegaron unidades neutrales para calmar los puntos de conflicto.
La Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL) condenó anteriormente la “escalada acelerada de la violencia en Trípoli” y las movilizaciones de tropas reportadas en otras partes del país, advirtiendo que la situación “podría salirse rápidamente de control”. La misión expresó su “profunda preocupación” por los informes de bajas civiles y reiteró su llamado a un “alto el fuego inmediato e incondicional en todas las regiones”, instando a la apertura de corredores seguros para evacuar a los civiles atrapados en áreas de alto conflicto.
Expertos en la materia han señalado que la muerte de Ghaniwa no es la única causa de la violencia renovada, ya que los enfrentamientos armados son “lamentablemente comunes en la parte occidental del país”. Sin embargo, su muerte podría contribuir a la centralización del poder, aunque de manera frágil. El periodista y autor libio Mustafa Fetouri ha indicado que, aunque los nuevos enfrentamientos fueron provocados por el asesinato de Ghaniwa, quien había acumulado un poder considerable, “todo se reduce a las milicias compitiendo entre sí por el poder y el dinero”. Fetouri advierte que la muerte de Ghaniwa “no traerá paz a largo plazo a la capital, sino que podría empeorar la situación a pesar del alto el fuego anunciado por el GNU”.