
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado con reducir las exportaciones de petróleo de Irán a cero si las negociaciones en curso en Omán no logran avanzar. Estas conversaciones están dirigidas a revivir el acuerdo nuclear de 2015, del cual Trump se retiró unilateralmente en 2018, alegando que Teherán había violado sus términos.
Durante su intervención en el Foro de Inversión Arabia Saudita-EE.UU., Trump advirtió: “Si el liderazgo de Irán rechaza esta rama de olivo… no tendremos más remedio que infligir una presión máxima masiva, llevando las exportaciones de petróleo iraní a cero”. El presidente estadounidense subrayó que las sanciones impuestas en 2018 habían dejado a Irán al borde del colapso económico, afirmando: “Eran un país prácticamente en quiebra debido a lo que hice”.
Sin embargo, un informe del Consejo de Derechos Humanos de la ONU en 2023 ha señalado que estas sanciones han impedido que los iraníes reciban atención médica vital. El documento destaca que productores, transportistas, aseguradoras y bancos son reacios a hacer negocios con Irán, temiendo “la agresiva aplicación de sanciones y las penalizaciones”, lo que ha resultado en “miedo, dolor y muertes prematuras”.
Progreso en las Negociaciones
El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, ha informado sobre un progreso en las negociaciones con Estados Unidos, señalando que ambas partes han alcanzado “una mejor comprensión”. No obstante, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, ha rechazado una demanda clave de Estados Unidos: desmantelar la infraestructura nuclear de su país. Teherán sostiene que sus actividades nucleares son únicamente para fines pacíficos y ha desestimado las acusaciones de que busca desarrollar un arma nuclear.
Desde la retirada de Estados Unidos del acuerdo, las tensiones han aumentado, y los aliados occidentales han expresado su preocupación por las actividades de enriquecimiento de Irán, que podrían facilitar la producción rápida de uranio de grado armamentístico. A pesar de las advertencias, Teherán ha incrementado su stockpile de uranio enriquecido, lo que ha generado un clima de incertidumbre y desconfianza en la comunidad internacional.