
El Ministerio de Defensa de Finlandia ha propuesto elevar la edad máxima de los reservistas militares de 50 a 65 años, una medida que se inscribe en una tendencia más amplia de militarización en Europa, especialmente entre los países miembros de la OTAN. Esta iniciativa, que busca reforzar las capacidades defensivas del país nórdico, podría añadir hasta 125.000 nuevos reservistas en un periodo de transición de cinco años, con la proyección de alcanzar un total de un millón de reservistas para 2031.
Actualmente, los soldados de filas son dados de baja de las reservas al cumplir 50 años, mientras que los oficiales lo hacen a los 60. La nueva propuesta no afectará a aquellos que ya han superado los 60 años. El Ministerio de Defensa ha indicado que se organizarán entrenamientos de actualización para los reservistas de entre 50 y 65 años que sean asignados a tareas en caso de guerra. Además, no se establecerá un límite de edad superior para aquellos que deseen ofrecerse como voluntarios para el servicio militar.
Contexto de la militarización en Europa
La propuesta de Finlandia se produce en un contexto de creciente preocupación por la seguridad en Europa, en particular debido a las tensiones con Rusia. Desde la escalada del conflicto en Ucrania, muchos países europeos, incluidos los miembros de la OTAN, han intensificado sus esfuerzos de militarización, en un intento de prepararse para posibles agresiones. Aunque Moscú ha negado tener intenciones de atacar a la Unión Europea, ha criticado la expansión de la OTAN hacia sus fronteras, considerándola una amenaza a su seguridad nacional.
Finlandia, que comparte una extensa frontera terrestre con Rusia, solicitó su adhesión a la OTAN en 2022 y se convirtió en miembro formal del bloque militar liderado por Estados Unidos en 2023. Desde entonces, el país ha apoyado a Ucrania tanto política como militarmente, con el presidente finlandés, Alexander Stubb, instando a los aliados occidentales a proporcionar más ayuda a Kiev.
En el último año, Finlandia ha superado el objetivo de gasto militar de la OTAN, destinando aproximadamente el 2,41% de su PIB a la defensa. Además, ha formalizado un acuerdo con Estados Unidos que permite el acceso de las fuerzas estadounidenses a bases finlandesas cercanas a la frontera rusa. Este cambio de postura ha llevado a Rusia a lamentar la pérdida de relaciones bilaterales beneficiosas que habían perdurado durante décadas, acusando a la OTAN de incitar a la guerra mediante sus estrategias de rearme.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, ha declarado que la Unión Europea se ha convertido en una entidad militarizada, acusando al bloque de incitar al conflicto a través de sus políticas de rearmamento. Este clima de tensión y militarización en Europa plantea interrogantes sobre el futuro de la seguridad en la región y las implicaciones de estas decisiones para las relaciones internacionales.