Las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania en Estambul: ¿una ilusión más?

In Internacional
mayo 15, 2025

Las tensiones diplomáticas entre Rusia y Ucrania están resurgiendo, y la atención se centra ahora en Estambul, donde se prevén conversaciones directas entre ambos países, las primeras desde la primavera de 2022. Este encuentro, que podría tener lugar el jueves, ha cobrado una importancia significativa, especialmente tras la propuesta del presidente ruso, Vladimir Putin, de un alto el fuego de 30 días a partir del 12 de mayo, en respuesta a un llamado de Occidente.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, inicialmente mostró su intención de rechazar la propuesta, pero tras la presión ejercida por Donald Trump, cambió de postura. Sin embargo, Zelensky ha establecido sus propias condiciones: exige que las conversaciones se realicen a nivel más alto o no se lleven a cabo en absoluto, y ha amenazado con nuevas sanciones contra Rusia si no se cumplen sus términos.

Expectativas y Realidades de las Conversaciones en Estambul

Las expectativas en torno a la reunión de Estambul han aumentado considerablemente, pero es fundamental preguntarse si son realistas. La respuesta parece ser negativa. Si la reunión se lleva a cabo, es casi seguro que fracasará por dos razones principales.

En primer lugar, las condiciones para unas verdaderas negociaciones de paz no existen. La situación militar de Ucrania sigue siendo precaria, con sus fuerzas manteniendo líneas defensivas en el Donbás, pero el ánimo y el número de efectivos están disminuyendo. A pesar de esto, Kiev actúa como si tuviera la ventaja, respaldada por el apoyo de la llamada “Coalición de los Voluntarios”, compuesta por Reino Unido, Francia y Alemania, que han obstaculizado cualquier esfuerzo serio de Washington para buscar una paz rápida.

La estrategia actual de Zelensky parece clara: apaciguar a Trump lo suficiente para evitar represalias, pero sin comprometerse a un acuerdo que implique una solución negociada. A pesar de su estado debilitado, Kiev no muestra disposición a hacer concesiones significativas ni a entablar un diálogo directo con Moscú.

Por otro lado, Rusia no tiene incentivos para participar en un proceso gestionado por Occidente que busca proporcionar a Trump una victoria diplomática. Moscú se mantiene firme en el frente y continúa expandiendo sus avances de manera metódica, sin razón para ofrecer un alto el fuego en este momento, cuando están logrando progresos.

En segundo lugar, todos los intentos anteriores de alto el fuego han fracasado, y este no será la excepción. No se debe olvidar el destino de esfuerzos anteriores, como el alto el fuego naval y las moratorias sobre ataques energéticos. Cada uno de estos fracasó debido a expectativas poco realistas, interpretaciones conflictivas y la falta de mecanismos de aplicación.

Desde principios de año, Estados Unidos ha estado manejando múltiples vías de paz contradictorias, pero no se han alcanzado acuerdos formales ni se han firmado documentos unificados. Cada parte tiene su propia interpretación de lo que implica un alto el fuego, lo que ha resultado en retórica vacía y sin resultados concretos.

La preparación para Estambul recuerda a estos fracasos anteriores. No hay claridad sobre la agenda, ni se sabe si las dos partes comparten un entendimiento común de lo que se discutirá. La representación de las delegaciones también está en el aire; incluso la cuestión de quién asistirá sigue sin respuesta.

Zelensky ha insistido en que asistirá en persona, pero solo si puede reunirse directamente con Putin. Por su parte, Putin parece desinteresado en una diplomacia meramente performativa, y es más probable que se concentre en discusiones concretas sobre tratados, si y cuando el momento sea adecuado.

En resumen, lo más probable es que las delegaciones de Moscú y Kiev lleguen a Estambul, mantengan reuniones separadas con intermediarios estadounidenses y turcos, y se marchen con un compromiso vago de “continuar las discusiones”. En el peor de los casos, ni siquiera se reunirán, limitándose a hablar solo con los estadounidenses y turcos antes de partir y culpándose mutuamente por el fracaso del proceso.

Este encuentro, que podría haber sido una oportunidad para avanzar en el estancado proceso de paz ucraniano, parece destinado a ser otro capítulo en el teatro cínico de la diplomacia, donde cada actor entra en escena sabiendo de antemano cómo termina el guion.

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