NASA revive los thrusters de Voyager 1 en un último intento por mantener la misión activa

In Ciencia y Tecnología
mayo 15, 2025

NASA revive los propulsores de Voyager 1 antes de un apagón de comunicaciones

Ingenieros de la NASA han logrado reactivar los propulsores de Voyager 1, la sonda más distante de la Tierra, justo a tiempo para evitar un apagón de comunicaciones programado. Esta intervención se produjo tras la mejora de una antena terrestre que envía comandos a Voyager 1 y su gemela, Voyager 2. El potencial problema de comunicación podría haberse presentado en un momento crítico, dado que la nave enfrenta un fallo en sus propulsores, lo que podría haber puesto en peligro esta histórica misión espacial. La solución encontrada para los propulsores de control de rotación, que no han funcionado desde 2004, promete mantener a la sonda operativa hasta que pueda establecer contacto nuevamente el próximo año.

Lanzada en septiembre de 1977, Voyager 1 utiliza múltiples conjuntos de propulsores para funcionar adecuadamente. Los propulsores primarios son esenciales para orientar la sonda, asegurando que su antena esté siempre apuntando hacia la Tierra, lo cual permite la transmisión de datos desde una distancia de 15.5 mil millones de millas (25 mil millones de kilómetros) en el espacio interestelar. Dentro del conjunto principal, hay propulsores adicionales que controlan la rotación de la sonda, lo que permite a Voyager 1 mantenerse alineada con una estrella guía en el vasto espacio. Sin este control de rotación, la misión podría verse comprometida.

A lo largo del tiempo, la acumulación de residuos de propelente ha planteado el riesgo de obstrucción en los propulsores de respaldo. Hasta ahora, los ingenieros han evitado este problema utilizando una estrategia de alternancia entre los propulsores originales y los de respaldo. Sin embargo, los propulsores de rotación originales dejaron de funcionar hace más de dos décadas tras la pérdida de energía en dos calentadores internos, lo que llevó a la sonda a depender de los propulsores de respaldo. Ante la amenaza inminente de obstrucción, el equipo de Voyager tuvo que innovar y asumir riesgos para reactivar los propulsores primarios, que se habían considerado irreparables.

La tarea no fue sencilla, ya que la sonda se encuentra más allá de la heliosfera, la burbuja de campos magnéticos y partículas del Sol que se extiende más allá de la órbita de Plutón. Los ingenieros tomaron la arriesgada decisión de activar los propulsores de rotación primarios antes de intentar reparar los calentadores, dado que estos solo funcionarían si los propulsores estaban encendidos. La programación de la sonda podría haber desencadenado un pequeño explosivo si ocurría un deslizamiento sin que los calentadores estuvieran operativos. A medida que avanzaba la operación, la misión se encontró bajo una presión temporal, dado que una antena terrestre en Canberra, Australia, estaba en proceso de actualización y no estaría disponible hasta febrero de 2026, lo que limitaba la comunicación con la sonda. El éxito de esta prueba no solo representa un hito para la misión Voyager, sino que también contribuye a la expansión de las capacidades de comunicación para futuras misiones espaciales.

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