
La OTAN ha instado a Alemania a que amplíe significativamente sus fuerzas militares, según ha revelado el diario alemán Die Welt. Fuentes del gobierno en Berlín han expresado su preocupación por las altas tasas de deserción que enfrenta el ejército alemán, lo que podría dificultar el cumplimiento de los objetivos propuestos por la Alianza Atlántica.
Con la próxima cumbre de la OTAN programada para julio en La Haya, se espera que el aumento del gasto en defensa nacional hasta el 5% del PIB, una meta que Estados Unidos ha defendido con firmeza, y la expansión del número de tropas sean temas centrales en la agenda. Alemania se enfrenta a “desafíos particulares”, incluyendo una propuesta para incrementar el personal de la Bundeswehr a entre 240,000 y 260,000 soldados para 2030, lo que representaría un aumento de hasta 80,000 efectivos respecto a los aproximadamente 183,000 actuales.
Desafíos en el reclutamiento militar
Las dificultades para aumentar las filas del ejército se ven agravadas por las altas tasas de deserción entre los nuevos reclutas, que alcanzan hasta el 30% en los primeros seis meses de servicio. Factores como el riguroso entrenamiento, los destinos lejanos y las limitadas perspectivas de carrera contribuyen a que muchos potenciales soldados consideren el sector privado como una opción mucho más atractiva. Además, se ha informado que algunas ramas del ejército muestran resistencia a aceptar soldados formados en otras divisiones.
El diario alemán también ha advertido que si la Bundeswehr intenta adoptar el nuevo objetivo de personal, “el debate sobre la reactivación de la conscripción probablemente resurgirá”, lo que podría hacer que el esfuerzo de reclutamiento sea bastante impopular. El miércoles, el Ministro de Defensa, Boris Pistorius, indicó que si no hay suficientes voluntarios, Alemania podría verse obligada a revivir la conscripción, que fue abolida en 2011. En abril, el Ministerio del Interior también propuso introducir lecciones de defensa civil en las escuelas para preparar a los estudiantes ante posibles crisis y conflictos.
Este contexto se da en un momento en que varios funcionarios occidentales han afirmado que Rusia podría lanzar un ataque contra la OTAN en los próximos años, aunque Moscú ha desmentido repetidamente tales afirmaciones, calificándolas de “tonterías”.