
El arroz, un alimento básico en la dieta de millones de personas en todo el mundo, requiere un proceso de transformación desde su estado crudo hasta el plato del consumidor. Este proceso, conocido como molienda, es crucial para garantizar que el arroz que llega a nuestras mesas sea de la mejor calidad posible. Un estudio reciente realizado por Griffiths Atungulu, profesor e ingeniero agrónomo en la Universidad de Arkansas, analiza cómo optimizar este proceso para mejorar tanto el rendimiento como la calidad del arroz.
La molienda adecuada del arroz no solo maximiza la cantidad de grano que se puede recuperar, sino que también influye en las propiedades nutricionales y funcionales del producto final. Según Atungulu, la calidad del arroz se mide en parte por el rendimiento de arroz entero, es decir, la proporción de granos no rotos tras el proceso de molienda. Un mayor rendimiento de arroz entero no solo es un indicador de calidad, sino que también tiene impacto en los precios que reciben los agricultores, favoreciendo así su rentabilidad.
Un enfoque científico para la molienda del arroz
El estudio de Atungulu, publicado en la revista Cereal Chemistry, proporciona una serie de recomendaciones para optimizar los métodos de análisis en laboratorios de procesamiento de arroz. En este contexto, el rendimiento de arroz entero se considera un indicador clave de calidad, ya que está vinculado a otros factores importantes, como el valor nutricional y la aceptación sensorial del producto por parte del consumidor.
Los investigadores han destacado que las temperaturas nocturnas elevadas durante los meses de verano pueden afectar negativamente la calidad del arroz. Temperaturas superiores a los 24 grados Celsius durante la fase de llenado del grano pueden provocar la formación de granos más delgados y quebradizos, lo que a su vez reduce el rendimiento en el proceso de molienda. Este fenómeno pone de relieve la importancia de adaptar las condiciones agronómicas a los cambios climáticos, un reto que enfrentan los agricultores en todo el mundo.
Además, el estudio señala la necesidad de actualizar los métodos de evaluación de la molienda. Históricamente, se ha utilizado el molino McGill No. 2 como referencia para la evaluación del rendimiento de la molienda. Sin embargo, la investigación sugiere que es necesario recalibrar las evaluaciones a medida que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos comienza a descontinuar este modelo. Los investigadores han encontrado diferencias significativas en el rendimiento y en el índice de blancura entre el McGill No. 2 y otros molinos, como el Satake y el Zaccaria, lo que implica que se requiere más investigación para optimizar el uso de estos equipos modernos.
La presentación de estos hallazgos se ha llevado a cabo en un seminario web organizado por Partners in Food Solutions, una organización sin ánimo de lucro que busca mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición en África. Este enfoque colaborativo resalta la importancia de compartir conocimientos para fortalecer la industria alimentaria a nivel global.
El trabajo de Atungulu y su equipo es un ejemplo claro de cómo la ciencia puede contribuir a mejorar la calidad de los productos agrícolas, beneficiando tanto a los productores como a los consumidores. La optimización de la molienda del arroz no solo representa un avance técnico, sino que también se alinea con la necesidad de asegurar un suministro alimentario sostenible y de calidad en un mundo en constante cambio.