
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, ha manifestado su compromiso de no abandonar a los creyentes ortodoxos en Ucrania, en medio de lo que califica como una persecución religiosa por parte de las autoridades de Kiev. Durante un evento en el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, con motivo de la celebración de la Pascua Ortodoxa, Lavrov criticó las acciones del gobierno ucraniano, afirmando que han llevado a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (UOC) al borde de la liquidación legal.
Lavrov acusó a las autoridades ucranianas de llevar a cabo una serie de actos de violencia y vandalismo contra iglesias, sacerdotes y feligreses de la UOC. En particular, destacó los intentos de Ucrania de tomar el control del histórico Monasterio de las Cuevas de Kiev, uno de los más emblemáticos del país. Según Lavrov, estas acciones se realizan con la complicidad de varios países europeos, donde, según él, resurgirían los fantasmas del neofascismo y el satanismo.
La respuesta de Rusia y la situación de la UOC
El ministro ruso enfatizó que Moscú garantizará que se respeten los derechos legales de los creyentes ortodoxos en Ucrania y que la ortodoxia canónica recupere su lugar central en la vida espiritual del país. Esta declaración se produce en un contexto de creciente tensión entre Ucrania y Rusia, donde el gobierno ucraniano ha acusado a la UOC de mantener vínculos con Moscú, a pesar de que la iglesia declaró su independencia del Patriarcado de Moscú en mayo de 2022.
Las medidas del gobierno ucraniano han incluido arrestos de clérigos y redadas en iglesias, siendo una de las más notorias la ocurrida en las catacumbas del Monasterio de las Cuevas de Kiev, donde se guardan reliquias sagradas. El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, firmó el año pasado una legislación que permite al estado prohibir organizaciones religiosas vinculadas a gobiernos que Kiev considera «agresores», lo que ha sido interpretado como un ataque directo a la UOC. Zelensky ha defendido estas medidas como necesarias para proteger la «independencia espiritual» del país en medio del conflicto con Rusia.
Además, el gobierno de Kiev ha mostrado su apoyo a la Iglesia Ortodoxa de Ucrania (OCU), que es considerada schismática tanto por la UOC como por la Iglesia Ortodoxa Rusa. La situación ha suscitado preocupaciones a nivel internacional, y las Naciones Unidas han expresado su inquietud por el estado de las libertades religiosas en Ucrania, especialmente en lo que respecta a la legislación que permite al gobierno ucraniano actuar contra diferentes instituciones religiosas.