
El archipiélago de Cabo Verde, situado a unos 600 kilómetros de la costa oeste de África, es un verdadero hervidero de biodiversidad en medio del Atlántico. A pesar de su entorno oligotrófico, las aguas que rodean estas islas son hogar de ballenas, delfines y grandes cardúmenes de peces. Recientemente, un estudio publicado en Progress in Oceanography y liderado por el Centro de Investigación Oceánica GEOMAR ha desvelado las razones detrás de esta riqueza biológica, destacando la importancia de los procesos físicos a pequeña escala que crean una mosaico de microhábitats.
La interrelación de datos interdisciplinarios
La investigación se basa en un conjunto de datos excepcional, que incluye resultados de 34 expediciones de investigación, mediciones realizadas con gliders submarinos autónomos, observaciones satelitales y datos de boyas oceánicas de largo plazo. La combinación de parámetros físicos, químicos y biológicos ha permitido a los investigadores identificar patrones que, de otro modo, habrían permanecido ocultos.
El primer autor del estudio, el Dr. Florian Schütte, enfatiza que «solo al combinar todas estas fuentes de datos diferentes pudimos identificar patrones que hubieran permanecido invisibles utilizando datos físicos solos». Esta investigación no solo proporciona nuevas perspectivas sobre el ecosistema, sino que también establece las bases para herramientas digitales como modelos de ecosistemas acoplados o incluso un Gemelo Digital del Océano, que integra vastos conjuntos de datos interdisciplinarios.
Procesos clave que favorecen la productividad biológica
De los datos recopilados, los investigadores identificaron tres mecanismos físicos que impulsan el transporte ascendente de nitratos, el nutriente clave para el crecimiento del fitoplancton en el Atlántico:
1. Estelas impulsadas por el viento: Este mecanismo se refiere a patrones de viento que se forman cuando los vientos alisios del noreste son desviados por los altos picos volcánicos de Santo Antão y Fogo. Estas distorsiones crean zonas de cizalladura local intensas, generando eddies de agua pequeños pero altamente productivos que mejoran la mezcla vertical y el transporte de nutrientes.
2. Eddies oceánicos mesoscalas: Los eddies grandes, conocidos como «eddies mesoscalas», forman regularmente frente a la costa de África occidental, atrapando agua fría y rica en nutrientes y transportándola hacia las islas. Al encontrar islas o aguas poco profundas, estos eddies liberan sus núcleos ricos en nutrientes, favoreciendo la mezcla vertical local.
3. Ondas internas de marea: Este mecanismo resulta de la interacción de las mareas con la topografía submarina pronunciada de las islas. En la cuenca de Cabo Verde, donde las profundidades oscilan entre 3,000 y 4,000 metros, las corrientes de marea regulares son interrumpidas por montañas submarinas, generando ondas internas que pueden viajar largas distancias y liberar energía al romperse, aumentando drásticamente la mezcla vertical.
Los hallazgos del estudio revelan que la cantidad y el tipo de organismos presentes dependen de las dinámicas físicas subyacentes. Las comunidades de zooplancton varían notablemente entre regiones dominadas por la mezcla de mareas, las estelas impulsadas por el viento o los eddies oceánicos, lo que se refleja en la cadena alimentaria que afecta a peces y mamíferos marinos.
Este enfoque holístico sobre los procesos físicos y su influencia en la biodiversidad marina en Cabo Verde es crucial para la gestión sostenible de la pesca y la conservación marina. Hasta ahora, muchas decisiones en la pesca se basaban principalmente en estadísticas de captura. Este estudio subraya la necesidad de una monitorización oceánica integral que combine datos interdisciplinarios y observaciones a largo plazo para una gestión efectiva y responsable de los recursos marinos.