
Por La República
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Austria se ha llevado la atención mediática tras la reciente victoria de su representante, JJ, en el Festival de Eurovisión. Sin embargo, el cantante ha desatado una controversia al expresar su deseo de que Israel no participe en futuros concursos, citando la actual situación de conflicto en la región. JJ, cuyo nombre real es Johannes Pietsch, afirmó que le gustaría que el festival se celebrara en Viena el próximo año, pero subrayó que la decisión corresponde a la Unión Europea de Radiodifusión (EBU).
La participación de Israel en Eurovisión ha sido objeto de críticas en las últimas semanas, especialmente en el contexto del conflicto armado con Hamas en la Franja de Gaza. JJ no es el único que ha manifestado su opinión; el Primer Ministro español, Pedro Sánchez, también se ha pronunciado al respecto, sugiriendo que Israel debería ser excluido del evento musical. Sánchez comparó la situación actual con la exclusión de Rusia del concurso debido a su invasión de Ucrania, argumentando que no se pueden tener dobles raseros en la cultura.
La controversia no se limita solo a la participación de Israel. La cadena pública española RTVE ha solicitado una auditoría del sistema de votación, señalando la necesidad de asegurar que no ha habido influencias externas en el proceso. En el concurso, Israel recibió 12 puntos, la máxima puntuación, de España, lo que ha generado aún más cuestionamientos sobre la transparencia del sistema de votación.
JJ ha respaldado la necesidad de una mayor transparencia, señalando que el proceso de votación este año fue «muy extraño». Su opinión se alinea con la de otros artistas, como el ganador del año anterior, Nemo, de Suiza, quien también ha pedido la expulsión de Israel del festival. Por su parte, la representante israelí Yuval Raphael, que fue superviviente de un ataque de Hamas en 2023 y terminó en segundo lugar en el concurso, aún no ha respondido a los comentarios de JJ. En un mensaje en Instagram, Raphael agradeció a su país por el apoyo recibido a lo largo del concurso.
La EBU, organizadora del festival, ha mantenido una postura de neutralidad política, aunque no ha emitido un comentario inmediato ante las recientes declaraciones y controversias. En medio de este ambiente tenso, se plantea un debate más amplio sobre la relación entre la cultura y la política, así como sobre la naturaleza del Festival de Eurovisión como una plataforma de expresión artística en tiempos de conflicto.