
Canadá se enfrenta a una notable escasez de habilidades en su mercado laboral. Datos recientes indican que el 77% de las empresas canadienses encuestadas manifiestan su incapacidad para encontrar candidatos con las aptitudes adecuadas para los puestos disponibles. Esta situación se agrava aún más al considerar que, entre aquellos que se postulan con las habilidades pertinentes, el 44% no alcanza el nivel de competencia requerido para asegurar un empleo. Actualmente, el país cuenta con aproximadamente 700,000 vacantes laborales.
Este desajuste persiste a pesar de que Canadá tiene una de sus mayores promociones de graduados, con casi 360,000 estudiantes provenientes de colegios, universidades y escuelas de oficios. La desconexión entre la educación formal y los requisitos laborales del mundo real se vuelve cada vez más evidente, especialmente en un contexto donde la escasez de mano de obra se profundiza en diversos sectores.
Proyecciones alarmantes de escasez de habilidades
Se prevé que la escasez de habilidades en Canadá empeore en los próximos años, con 700,000 trabajadores del sector de oficios cualificados que se retirarán entre ahora y 2028. El sistema de aprendizaje, considerado obsoleto, no logra producir suficientes trabajadores para cubrir este vacío. Con tasas de finalización de solo el 32% para hombres y el 35% para mujeres, el proceso de completar un aprendizaje puede tardar hasta cuatro años, mientras que en otros países se logra en dos años o menos.
No solo el sector de oficios enfrenta desafíos. Si las tendencias actuales continúan, se proyecta que Canadá tendrá una escasez de 100,000 enfermeras para 2030. También se anticipan importantes déficits en puestos relacionados con la tecnología, la ingeniería de construcción y la educación básica, donde la demanda de docentes y administradores escolares está en aumento.
Ante este panorama, la demanda de empleos relacionados con la inteligencia artificial, la manufactura avanzada y la gestión de la cadena de suministro también se prevé en ascenso.
Repensar la preparación laboral en Canadá
Empresas como Shopify están tomando a candidatos de secundaria y aplicándoles programas personalizados diseñados para garantizar que adquieran las habilidades necesarias para trabajar en un sector o industria específicos. Sin embargo, el papel de las universidades y colegios como principales fuentes de mano de obra cualificada necesita ser reconsiderado ante la evolución de las expectativas de los empleadores. Ampliar programas existentes o abrir nuevos no resolverá el problema subyacente. Es fundamental repensar cómo se prepara a los canadienses para el mercado laboral. El nuevo gobierno de Canadá, en colaboración con provincias, territorios e industrias, debe adoptar una estrategia de cinco frentes para afrontar la creciente crisis de habilidades del país: Canadá debe transitar desde un modelo tradicional de aprendizaje basado en el tiempo hacia un sistema flexible basado en competencias. Los aprendices deben poder demostrar sus habilidades en cualquier momento y lugar, con el objetivo de reducir los tiempos de finalización a dos años o menos. Es crucial que Canadá adopte rápidamente el aprendizaje microcredencial y las certificaciones basadas en competencias, especialmente en sectores como TI, gestión de proyectos y gestión de la cadena de suministro. Millones de canadienses desarrollan habilidades valiosas a través del aprendizaje autodirigido y basado en el trabajo, y es esencial contar con un sistema nacional coherente que valide estas competencias. Es prioritario cerrar la brecha entre los resultados de los programas y las demandas del mercado laboral. Canadá necesita un marco de incentivos más robusto para el aprendizaje continuo, que incluya créditos fiscales y asociaciones de capacitación impulsadas por la industria. Abordar los retos actuales del mercado laboral requiere un enfoque innovador, basado en la evidencia y con miras hacia el futuro, que priorice las habilidades, la flexibilidad y la inclusión.
Medidas necesarias para abordar la crisis de habilidades
1. Modernizar el sistema de aprendizajes.
2. Acelerar el reconocimiento de habilidades mediante microcredenciales.
3. Reconocer el aprendizaje informal y experiencial.
4. Rediseñar y acortar los programas de educación superior.
5. Incentivar la inversión de los empleadores en la capacitación.