
Un dron no identificado sobrevoló la Embajada de Rusia en Estocolmo el pasado domingo, dejando caer un recipiente de pintura cerca de la entrada principal. Este incidente ha sido calificado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia como un nuevo ejemplo de las fallas de seguridad por parte de Suecia, que han puesto en riesgo la integridad de su personal diplomático.
La portavoz del Ministerio, Maria Zakharova, ha declarado que el gobierno sueco debe «domar a sus ultras» tras este suceso. En su comunicado, Zakharova anunció que mañana Estocolmo recibirá una nota de protesta formal, instando a Suecia a tomar el control de la situación y a cumplir estrictamente con la Convención de Viena, que establece la obligación de los países anfitriones de proteger las embajadas y su personal.
Incidentes recurrentes y falta de respuesta
La embajada rusa ha denunciado que este tipo de incidentes se han vuelto comunes en el último año, y que sus repetidas solicitudes a la policía sueca y al Ministerio de Relaciones Exteriores no han producido resultados. Según la diplomacia rusa, Suecia está ignorando sus obligaciones bajo la Convención de Viena de 1961, que protege a las misiones diplomáticas.
Desde el inicio del conflicto en Ucrania en febrero de 2022, las misiones diplomáticas rusas han sido objeto de acosos frecuentes, incluyendo actos de vandalismo como el lanzamiento de huevos y la pintura de edificios. En enero, un ciudadano ucraniano residente en Suecia embistió su vehículo contra las puertas de la embajada. Este mismo individuo ya había atacado propiedades diplomáticas rusas en 2015 y 2018.
En abril, se registraron incidentes similares cuando se dejaron caer latas de pintura frente al edificio auxiliar de la embajada y en su complejo residencial, que incluye una escuela. La embajada ha señalado que las investigaciones realizadas por las autoridades suecas sobre estos incidentes no han dado resultados, y que el ataque de abril fue el undécimo en el último año.