En el Parque Estatal de Carolina Beach, en la costa sureste de Carolina del Norte, se encuentran algunas de las plantas más singulares del mundo: las trampas para insectos, conocidas como Venus flytraps. Estas plantas, que complementan los nutrientes que obtienen de la luz solar mediante la digestión de hormigas, moscas y arañas, son un atractivo para los excursionistas que participan en las caminatas guiadas por el guardabosques Jesse Anderson.
A diferencia de la voraz y cruel Audrey de «Little Shop of Horrors», las trampas de Venus en la naturaleza son del tamaño de un frijol y no representan peligro alguno para los humanos. Sus hojas, dotadas de pelos especiales, se cierran al ser tocadas, pero lo hacen de manera controlada, limitando así las falsas alarmas provocadas por el polvo o la lluvia. Una vez que un insecto es atrapado, el destino del mismo está sellado.
Anderson explica que el mecanismo de captura es fascinante: “La trampa se cierra lentamente y comienza a liberar enzimas digestivas para descomponer al insecto. Debido a que estas plantas crecen en ambientes pobres en nutrientes, complementan su alimentación con los insectos que atrapan”. Durante la caminata, también se pueden observar otras plantas carnívoras, como las plantas jarro, que atrapan insectos en un líquido, y las butterworts y sundews, que utilizan hojas pegajosas para inmovilizar a sus presas.
Un hábitat en peligro
Las trampas de Venus son una especie endémica que solo crece en 12 condados del sureste de Carolina del Norte, cerca de Wilmington, y en algunas áreas de Carolina del Sur. Debido a su rareza, fueron declaradas planta carnívora oficial del estado en 2023. La época ideal para observarlas es desde mediados de mayo hasta mediados de junio, cuando están en plena floración.
Sin embargo, estas plantas enfrentan dos grandes amenazas: los saqueadores y el desarrollo urbano. La recolección de trampas de Venus sin permiso es un delito grave en Carolina del Norte y un delito menor en Carolina del Sur. En 2016, un hombre fue condenado a 17 meses de prisión por haber sustraído casi 1.000 plantas de un área de caza en Hampstead, Carolina del Norte.
La expansión de vecindarios y negocios en una de las zonas de más rápido crecimiento de Estados Unidos ha reducido drásticamente su hábitat. Actualmente, la mayoría de las trampas de Venus se pueden encontrar en reservas y áreas no perturbadas. Un recuento realizado hace algunos años estimó que solo quedaban alrededor de 300.000 ejemplares en las Carolinas.
A pesar de que las caminatas guiadas son una de las pocas maneras de ver las trampas de Venus en su entorno natural, también se pueden adquirir plantas cultivadas comercialmente en invernaderos y tiendas de jardinería de todo el mundo. Para cuidarlas en casa, es crucial proporcionarles las condiciones adecuadas: suelos pobres en nutrientes, luz solar abundante y agua que no sea la del grifo, como agua de lluvia o destilada.
Es importante recordar que, aunque estas plantas pueden capturar insectos, no deben ser alimentadas con carne, ya que eso podría perjudicar su salud. Provocar el cierre de sus hojas sin la intención de que haya algo que digerir consume mucha energía, la cual la planta necesita para sobrevivir.
