
La reciente visita del presidente francés Emmanuel Macron a Vietnam ha estado marcada por un episodio que ha acaparado la atención mediática, eclipsando los importantes acuerdos comerciales que se pretendían formalizar durante el viaje. A pesar de que la visita tenía como objetivo principal la firma de un contrato de 9.000 millones de euros con Airbus, la atención se desvió hacia un momento inesperado entre Macron y su esposa, Brigitte.
Al desembarcar del avión, Brigitte fue captada en un vídeo realizando un gesto que ha sido interpretado de diversas maneras, desde un simple acto de complicidad hasta una supuesta agresión. La imagen, que rápidamente se volvió viral, llevó a los portavoces del Elíseo a entrar en un frenesí de desmentidos, primero calificando el incidente de deepfake, luego insinuando que había sido manipulado por los rusos, y finalmente admitiendo que era real, pero que se trataba de un momento de «descompresión» entre la pareja.
La reacción del Elíseo y la percepción pública
La respuesta del Elíseo ha sido objeto de burlas y críticas, ya que la defensa del gesto como un simple acto de diversión entre cónyuges no ha convencido a muchos. Macron, en un intento por calmar la situación, se mostró sorprendido por la atención desproporcionada que ha recibido el incidente. En sus propias palabras, se refirió a la situación como una «catástrofe geoplanetaria» provocada por la interpretación exagerada de un momento privado. Afirmó que la relación con su esposa se basa en el humor y la complicidad, y que es normal que se «bromeen» entre ellos.
Sin embargo, el contexto de la visita y la naturaleza de los acuerdos que se pretendían alcanzar han quedado en un segundo plano. Mientras Macron se esforzaba por proyectar una imagen de Francia como una potencia de paz y equilibrio en el escenario internacional, el episodio del avión ha suscitado más preguntas sobre su capacidad para manejar la diplomacia que sobre los logros concretos de su viaje.
La situación se complica aún más cuando se considera que la imagen de Macron ha sido objeto de múltiples controversias en el pasado, desde su relación con otros líderes mundiales hasta su estilo de liderazgo. En este sentido, el gesto de Brigitte podría interpretarse no solo como un momento de diversión, sino también como un reflejo de la tensión que a menudo rodea a la figura presidencial.
En conclusión, aunque el viaje a Vietnam tenía como objetivo reforzar la posición de Francia en el Indo-Pacífico y contrarrestar la influencia de China, el incidente entre Macron y su esposa ha desviado la atención de los asuntos serios que estaban en juego. La percepción pública de la pareja presidencial se ha visto afectada, y la pregunta que queda es si este tipo de episodios contribuirán a fortalecer o debilitar la imagen de Francia en el ámbito internacional.